Disfrutad de diciembre, con los que quedan y con los que llegan
Siempre me parecieron estomagantes los diciembres, salvo cuando era niña
Disfrutad de diciembre, con los que quedan y con los que llegan
Madrid
Pero diciembre siempre se venga de mí, y fue precisamente en otro diciembre cuando falleció Marcela, dejándome sin ganas de sol. Puse océanos por medio en otro diciembre, en Panamá, y el mes me devolvió el desaire desencadenando una invasión estadounidense y dejando muerto a mi lado a mi colega Juantxu Rodríguez.
Luego de eso, empecé a enamorarme de la Navidad romana, sobre todo de su falta de agresividad en la iluminación. Sin embargo, fue un diciembre romano el que también se vengó de mí, haciéndome escribir crónicas en un Campidoglio desbordado, a pie de un catafalco en cuyo interior reposaban los restos de Marcello Mastroianni. Desde entonces me parece que las elegantes lámparas de aceite que adornan la Roma medieval meditan acerca de las pérdidas. Una cosa os digo. Disfrutad de diciembre, con los que quedan y con los que llegan. Y, si vivís en Madrid, no os acerquéis a la menina gigantesca, iluminada en la plaza de Colón. No vaya a ser que implosione, la pobre, por suicidio estético.
Maruja Torres, la niña que se refugiaba en los libros
Maruja Torres
María Dolores Torres Manzanera (Barcelona, 16...