Un diagnóstico y un compromiso
En esta mesa vamos a seguir haciendo un esfuerzo diario por fomentar lo opuesto. Un espacio público en el que cruzar argumentos e ideas diferentes para aportar nuestro grano de arena a una conversación política y social cada vez un poco más sana, un poco más enriquecida
Madrid
¿Tienen ustedes también la sensación asfixiante de que, desde hace un tiempo, la conversación pública es menos conversación y más confrontación? De que no hay ninguna voluntad por parte de casi nadie por dejarse seducir por argumentos nuevos, sino que al contrario, las interacciones son cada vez más agresivas, que lo que reina es una actitud de ignorancia casi premeditada hacia los argumentos o a los datos que teóricamente podrían hacerle a uno cambiar de opinión, revisar las posiciones propias. Que cada vez más personas de nuestro entorno cercano consideran que sus posiciones ideológicas son realidades indiscutibles, objetivas, y que el mero hecho de que alguien las discuta ya es una afrenta.
Bien, esto no es una sensación, es una evidencia. Con datos. Esta noche vamos a hablar en Hora 25 con los autores de un estudio de Más Democracia y Llorente y Cuenca que demuestra que la polarización se ha disparado en España un 35% en los últimos cinco años. Y dirán, eso es imposible de medir. Pues efectivamente, es muy difícil de medir. Pero sí se puede cuantificar si uno estudia, como han hecho ellos, 600 millones de mensajes en redes sociales en 12 países del mundo durante los últimos cinco años.
Un diagnóstico y un compromiso
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La conclusión es que, efectivamente, estamos en un momento social en el que la transacción ideológica cotiza claramente a la baja. El desacuerdo ya no es un terreno sobre el que trabajar y construir conjuntamente ideas nuevas, sino que se ha convertido en gasolina para la confrontación dialéctica cada vez más radical.
Y en que los mensajes incendiarios sean los que más foco reciben, tenemos un papel no menor los medios de comunicación, o determinados medios de comunicación. En eso, y en el hecho de que cada vez se achiquen más los espacios de argumentación calmada. Cada vez, todos ahí, más convertidos en pequeñas cámaras de eco de determinadas ideas.
Ante eso, un compromiso. En esta mesa vamos a seguir haciendo un esfuerzo diario por fomentar lo opuesto. Un espacio público en el que cruzar argumentos e ideas diferentes para aportar nuestro grano de arena a una conversación política y social cada vez un poco más sana, un poco más enriquecida. Y ojalá sepamos convencer de esto a quienes busquen solo reafirmación de sus posiciones, porque, más allá del resto de consideraciones, honestamente, me parece algo profundamente aburrido.