Fútbol contra la exclusión

“Las mamás que llevábamos a los niños al fútbol nos juntamos un día y surgió la idea de jugar nosotras”. Así nacieron las Dragonas. El equipo que había surgido con un grupo de niños de cinco años ha ido creciendo a lo largo de los años, cuenta Fátima, una de sus jugadoras.

Su campo de juego, en el barrio madrileño de Lavapiés, es un solar encajado entre bloques de viviendas y las estrechas calles de esta parte del centro de la capital española. Una de sus paredes tiene un lema pintado que reza “socialmente iguales. Totalmente libres”.

“Yo llevaba a mi hijo al entrenamiento y ahora él me lleva a mí. A veces llego cansada de trabajar y me dice, ‘no, no, mamá, te vas a entrenar’”, asegura. El fútbol les ha cambiado la vida, se divierten y comparten una pasión con sus niños que las animan y les dan consejos.

La iniciativa permite que los niños del barrio, de diferentes orígenes, se relacionen con gente de todas las edades y países en un entorno seguro.

Para ellas, las mujeres del equipo, ha sido un avance en igualdad. “Mi esposo lo aceptó”, dice Fátima. Pero no todos los hombres son como él. Algunas de sus compañeras dejaron de ir a los entrenamientos, aunque no sabe los motivos.

Antes, recuerda, jugaban mujeres con velo. “Cambiamos un poquito la idea de que la mujer debe estar en casa con los niños”, celebra. “El fútbol lo cambia todo. A las mujeres también nos gusta verlo”. Como marroquí, ha seguido con orgullo la histórica trayectoria de su selección nacional en el Mundial de Qatar.

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Un balón como herramienta de integración

Su alegría por jugar la han retratado los fotógrafos Ofelia de Pablo y Javier Zurita en la exposición ‘Fútbol para la Esperanza’. Su trabajo, nacido del Mundial de Sudáfrica hace doce años, quiso “contar ese otro Mundial que se juega en los campos pequeños, en las propias ciudades y barrios, donde el balón es sobre todo un elemento de integración”, dice Ofelia.

En una de sus instantáneas, una mujer del equipo ‘Jugones’, otra de las asociaciones con las que han trabajado, dice: ‘aquí tú puedes ser quien quieras ser’. Y es en esa libertad en la que se basan las iniciativas vecinales. “Si quieres llevar un velo para jugar o ir al campo de una determinada manera, lo haces”, destaca la fotógrafa.

Otro de los equipos que han inmortalizado es el ‘Darna’ (Hogar), que empezó como una asociación en Barcelona. La forman menores migrantes que llegaron a España no acompañados. Javier recuerda a dos de ellos que llegaron en patera “con miedo”, y gracias al fútbol “están integrándose mejor y cumpliendo sus sueños”.

Detrás de estos equipos de barrio “hay algo más que pasarlo bien jugando al fútbol”, recuerda Ofelia. Tienen toda una estructura detrás que va desde las clases de español que dan las Dragonas de Lavapiés a otras labores de educación e integración que dan los integradores y las asociaciones.

La exposición fotográfica ‘Fútbol para la esperanza‘ puede verse en las sedes de Madrid y Córdoba de Casa Árabe hasta el 5 de febrero con motivo del Mundial de Qatar, celebrado por primera vez en un país árabe.