Luis Moreno Ocampo, el fiscal adjunto del juicio contra la dictadura argentina: "Un tío mío le prometió a Videla que no volvería a hablarme"
Aimar Bretos entrevista al fiscal adjunto del juicio que condenó a los organizadores materiales e intelectuales de la dictadura militar argentina
Luis Moreno-Ocampo en el Consejo de Seguridad de la ONU. (Photo by Mario Tama/Getty Images) / Mario Tama
Madrid
En 1985, los argentinos miraron a su pasado reciente a la cara. Sentaron en el banquillo a las juntas militares que secuestraron, torturaron, mataron e hicieron desaparecer sistemáticamente a miles de argentinos desde 1976 hasta 1983. El alegato final del fiscal Julio Strassera se convirtió en un símbolo de la victoria de los demócratas sobre los golpistas: "El sadismo no es una ideología política ni una estrategia bélica, sino una perversión moral.
A partir de este juicio y esta condena el pueblo argentino recuperará su autoestima y su imagen internacional severamente dañada por los crímenes de la represión ilegal. Quiero renunciar expresamente a toda pretensión de originalidad para cerrar esta requisitoria. Quiero utilizar una frase que no me pertenece porque pertenece ya a todo el pueblo argentino". A pocos metros de Strassera, en el banquillo, el dictador Jorge Videla. Y al lado de Strassera, un joven fiscal adjunto: Luis Moreno Ocampo.
Luis Moreno Ocampo, fiscal adjunto del juicio contra la dictadura argentina
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"Llegué a ese juicio por error", bromea Ocampo cuando se le pregunta cómo acabó alguien tan joven como él en el juicio más importante de la historia argentina. "Cuando me ofrecen ayudar a Strassera, lo dejé todo y le avisé de que no había hecho un caso en mi vida y él me dijo que era mejor así", explica el que fuera fiscal adjunto de Strassera. Para un joven que se había criado en una familia con una fuerte tradición militar, aceptar el encargo fue lo más parecido a una traición. "Tengo un tío que dejó de hablarme. Era muy buena persona y se murió sin hablarme. Se fue a ver a Videla y le dijo que no podía tenerme, pero que no iba a hablarme nunca más en su vida", recuerda Ocampo. Cuando se le pregunta por esa reacción de su tío, que no dio marcha atrás porque "le había dado su palabra a Videla", no guarda rencor porque cree que fue una reacción noble. Pero hubo un testimonio que cambió conmocionó al país y, también, a su tía.
Adriana Calvo de Laborde contó cómo fue el parto de su hija: "Yo iba acostada en el auto, vendada, con los ojos vendados y con las manos atadas atrás. Les decía que estaba por nacer mi criatura, que no podía aguantar más, que pararan, que era inminente. Alcancé a sacarme la ropa interior para que naciera. Nació mi beba y quedó colgando del cordón y se cayó del asiento. Yo les pedía por favor que me la alcanzaran, que me la dejaran tener conmigo. No me la alcanzaron. Mi beba lloraba. Yo seguía con las manos atrás. Yo seguía con los ojos vendados. No me la querían dar. Ese día hice la promesa de que si mi bebé vivía y yo vivía, iba a luchar todo el resto de mis días porque se hiciera justicia". Cuando su madre asimiló esa declaración, me dijo: "Yo todavía lo quiero a Videla, pero tiene que ir preso".
Moreno Ocampo tuvo el privilegio de observar los gestos y las reacciones de los militares. Recuerda muy bien lo que vio en ese momento: "Yo lo que vi fue estremecimiento. Estaban desesperados. Estaban viviendo su peor pesadilla. No era el momento de arrepentirse porque era muy difícil arrepentirse de una masacre de miles de personas. No podían creer lo que estaba pasando"
Marisol Rojas
Trabaja en la Cadena Ser desde 2007. Empezó madrugando en Hoy por Hoy y ahora trasnocha en Hora 25....
