No, no hace falta ser cruel para tener éxito
La otra noche fui al teatro para ver a José Sacristán. Me emocionaron los aplausos de un público puesto en pie
No todo va a ser indignación y odio
Madrid
Siempre es una alegría levantarse para aplaudir. No todo va a ser indignación y odio. La otra noche fui al teatro para ver a José Sacristán en Señora de rojo sobre fondo gris, el monólogo basado en la novela de Miguel Delibes. Me emocionaron los aplausos de un público puesto en pie, no sólo a la obra y a la interpretación del actor, sino a lo que representa con 85 años la figura ética y artística de Pepe Sacristán.
Mientras participaba en la ovación, me acordé de Albert Camus y de su Calígula, una obra que releí después de una conversación con el propio Sacristán. La única manera de igualarse a los dioses es ser tan cruel como ellos, dice Calígula. El poder le brinda una oportunidad a lo imposible, dice también Calígula.
Pero, la otra noche, yo veía en el escenario a un niño nacido en 1937, en plena guerra, en Chinchón, hijo de la Nati y el Venancio, un derrotado que padeció la cárcel y la pobreza. Ese niño ha crecido sin traicionarse, se dedicó al teatro en los años 60, se hizo famoso en películas como La Colmena, Solos en la madrugada o El muerto y ser feliz, defendió causas dignas y recibió premios. Pero nunca olvidó quién había sido y quién es.
No, no hacer falta ser cruel para tener éxito, y a veces hay un poder humano, decente, que le da una oportunidad a lo imposible. Por eso no está mal levantarse todas las mañanas, ponerse de pie para aplaudirle al día, y procurar entre tanto fango que la vida le dé una oportunidad a lo imposible en un amanecer rojo sobre fondo gris.
Un libro una hora: Los santos inocentes - Miguel Delibes (18/10/2020)
Luis García Montero
Luis García Montero (Granada, 1958), poeta, narrador,...