'ChatGPT': Revolución en la Inteligencia Artificial

Madrid

Es habitual que Alexa, Siri u otros chatbots de tecnología similar terminen respondiendo "no puedo ayudarte" o "no entiendo lo que me estás pidiendo". Sin embargo, eso es casi imposible con ChatGPT: el chat virtual creado por la empresa OpenAI que está sorprendiendo a los usuarios de Internet y que podría incluso estar escribiendo este texto sobre él mismo si le indicásemos la longitud que requiere y a quién va dirigido.

Ahora bien, ¿qué cambia en su funcionamiento interno? La Inteligencia Artificial que conocíamos hasta el momento tenía fuentes limitadas. "Podemos decir que Alexa, por ejemplo, tiene un excel donde consulta datos", señala en Hora 25 de los Negocios el experto de la UNED en la materia, Julio Gonzalo. Sin embargo, este nuevo software no cuenta con una base de datos a la que consulta, lo que hace es "beber" de casi toda la información publicada en Internet: "No tienen información explícita detrás, sino que han aprendido relaciones entre palabras".

Generative Pre-training Transformer (GPT) "lee mucho y aprende mucho. Lee casi todo Internet y hace un modelo de lenguaje de manera que termina hablando de forma solvente, aunque por detrás no haya nada", explica Gonzalo.

El modelo permite al usuario establecer un diálogo de forma directa -aunque no hablada- y sorprende por su similitud con cualquier humano: reconoce sus propios errores, establece límites éticos e incluso rechaza peticiones que no considere adecuadas. "Estamos pasmados por el nivel de perfección que ha alcanzado en entender lo que le estás pidiendo", explican desde la UNED: "Es increíble".

Un abanico de riesgos y falta de veracidad

No obstante, esta nueva herramienta, que es accesible de forma gratuita, también tiene sus sombras. "Las cosas que te cuenta tienen los mismos sesgos de las fuentes de las que ha bebido, así que es capaz de mentir", explica el experto.

"Ha aprendido con los sesgos que ve en Internet. Hay un proceso posterior en el que se le ponen puertas para que diga determinadas cosas y tiene 'entrenadores' que le hacen ir mejorando", cuenta Gonzalo. Aunque hay límites éticos -por ejemplo, el chat explica que no hay razas superiores y condena el nazismo-, existen todavía muchos agujeros que le hacen responder de forma errónea. "Está muy lejos de conseguir la capacidad de tener datos fiables".

¿Amenaza en materia laboral?

En palabras de Julio Gonzalo, todavía no lo es: "No hay ningún riesgo de forma inmediata, al menos a corto plazo". Ahora bien, a largo plazo sí puede revolucionar el mercado laboral al sustituir puestos de trabajo y muchísimas tareas.

"Necesitamos otro cambio disruptivo para que eso suceda. Son inteligencias intuitivas, pero no manejan datos. Cuando se consiga conectar la inteligencia intuitiva con la capacidad de pensamiento racional y con los datos, entonces sí podría haber un cambio radical en el mercado laboral".