No somos objetos

Madrid

¿Cuándo se va a acabar esto? No, de verdad, lo pregunto: ¿Cuándo vamos a dejar atrás esta costumbre bárbara de convertir a las mujeres en objetos, en meros cuerpos que se exhiben como trofeos, en adornos para alegrar fechas señaladas? ¿Cuánto queda para que, de una vez por todas, podamos ser consideradas seres humanos de verdad y no árboles de Navidad cuya única finalidad sea llevar poca ropa?

Toda esta indignación me ha surgido de repente al leer el primer titular, supongo que el primero de muchos (ya en estas fechas) sobre el manido asunto del vestido de Cristina Pedroche. O el no-vestido, como quieran. Ya empezamos con la humillante ceremonia de convertir a una mujer joven, simpática, en plenas facultades físicas y mentales, con un atractivo personal que va más allá de los trapos que se pueda poner, en un trozo de carne exhibida ante millones de personas.

No es una crítica a la presentadora, que está en su derecho a hacer lo que le dé la gana, es que estamos en pleno siglo XXI. Hay mujeres astronautas, mujeres que están curando el cáncer, mujeres que están rompiendo todos los techos, de cristal y hormigón y lo que mediáticamente se impone, año tras año, es la dudosa virtud de cumplir físicamente con unos cánones estéticos, dedicar tiempo, dinero y esfuerzos a encajar dentro del molde deformado y alienante que otros inventaron para nosotras. Con este panorama no es de extrañar que las niñas crezcan soñando con tetas de silicona, infiltraciones de botox y vestiditos ridículos. Son los valores de nuestra cultura, una cultura de masas que sigue repitiendo una y otra vez el denigrante modelo de convertirnos, solamente a nosotras, en cosas.