El triunfo del hombre sencillo: el emotivo relato de un escritor argentino que ha hecho llorar a Messi

Madrid

El escritor argentino Hernán Casciari lleva siguiendo a Leo Messi desde que tan solo tenía 15 años, cuando seguía cada uno de sus partidos por la TV3 catalana cada fin de semana. Por aquel entonces, el rosarino no era más que un pibe que se desfogaba a base de goles en el infantil del FC Barcelona y que comenzaba a llamar a las puertas del primer equipo azulgrana. Un chico que, sin duda alguna, cambió tanto su vida como la del resto de inmigrantes que viajaron hasta Europa en busca de un futuro más próspero. Así lo cuenta en la crónica que ha escrito para la revista Orsai, en la que cuenta la historia de la valija de Messi a lo largo de una trayectoria de leyenda.

A pesar de que la crónica no saldrá hasta el próximo mes de febrero, Casciari ha contado algunos detalles sobre la misma en la radio. En esta intervención radiofónica, el escritor recuerda que los chats de argentinos emigrados echaban humo allá por el año 2003. Mientras que algunos de ellos buscaban cómo hacer dulce de leche hirviendo una lata de leche condensada otros se preguntaban a qué hora jugaba el chico rosarino de 15 años que destacaba en las inferiores del FC Barcelona. Una temporada en la que jugó 37 partidos y marcó 35 goles en los cuatro equipos en los que participó. Desde el Juvenil B hasta el segundo equipo de la escuadra catalana: "El rating de estos partidos superaba a los del Prime Time de la cadena".

Los inicios de Messi

A pesar de que todo el mundo comenzaba a hablar sobre Messi, este se mostraba siempre muy introvertido frente a las cámaras de televisión: "El único que no hablaba era él. En las entrevistas solo respondía con un sí, con un no, y a veces con un Gracias". Aunque el escritor reconoce que los argentinos hubieran preferido un charlatán, el hecho de que Messi demostrara sus raíces cada vez que habría la boca les enorgullecía todavía más: "Cuando hilvanaba una frase larga se comía todas las eses, decía foul en vez de falta y gambeta en vez de regate. Ahí descubrimos que era de los nuestros, de los de la valija sin guardar".

A continuación, Casciari ha explicado que hay dos tipos de inmigrantes. Por un lado los que guardan la valija en el ropero olvidándose de su lado más argentino y, por la otra, quienes la tenían al lado de la puerta y mantenían todas las costumbres. A medida que pasaron los años, aquel niño que despuntaba en las inferiores comenzó a hacerlo en el primer equipo del FC Barcelona sin perder todas esas costumbres que señalaba previamente el escritor argentino: "El chico que no hablaba mantenía nuestra forma de hablar. Celebrábamos cuando seguía hablando igual y que siempre llevara el mate encima". También su desplante al FC Barcelona para acompañar a su selección a Pekín o cada vez que volvía a Rosario para celebrar las Navidades.

La victoria del hombre sencillo

Bajo el punto de vista de Casciari, este tipo de acciones eran un guiño para todas aquellas personas que, como él, tuvieron que emigrar en este caso a Barcelona: "Es difícil de pensar lo que nos alegró la vida a los que vivíamos lejos; cómo nos sacó del hastío. Un nene chiquito que no hablaba nos hizo felices de una forma tan natural, que cuando empezaron a llegar los insultos desde Argentina no lo podíamos entender. Desde pecho frío hasta mercenario". Bajo su punto de vista, escuchar voces de desprecio del lugar del que provienes es una de las pesadillas más espantosas que alguien puede vivir. Por esa misma razón, cuando Messi decidió renunciar a la selección en 2016, Casciari reconoce que fue un alivio para los inmigrantes que le habían visto crecer: "Sabíamos el esfuerzo que hacía desde los 15 años. Fue como si Messi hubiera decidido sacar nuestras manos del fuego".

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A pesar de que dejó la selección, Messi decía volver más adelante para demostrar a los niños y niñas que le mandaban cartas no creyeran que rendirse era una opción. Así lo cuenta el argentino en su crónica, donde recuerda cómo desde entonces ha conseguido todos los títulos que le faltaban y que ha cerrado las bocas de sus detractores: "Nunca equivocó su acento, nunca olvidó su lugar en el mundo. Por eso todo el mundo deseaba la victoria del hombre sencillo, un hombre cualquiera".

Un emotivo relato que ha llegado a oídos de Messi, quien reconoce haber llorado tras escuchar la historia de Casciari. Durante la emisión del programa radiofónico, el escritor argentino ha recibido una sorpresa muy especial. Una nota de voz de Messi en la que le ha agradecido sus palabras: "Fue impresionante. Nos pusimos a llorar los dos porque es algo muy cierto todo lo que cuenta, muy emotivo. Quería mandarles un saludo y agradecérselo a los dos. Lo escuchamos, nos emocionamos y nos hicieron llorar".