José Antonio Marina: “La filosofía actual no está cumpliendo su función de servicio público”

Madrid

Hablamos con el filósofo, escritor y creador de la “ultramodernidad”, ese cóctel de rigor e ingenio, de abstracción y ejemplo, de creatividad y disciplina, de ecuaciones y metáforas, José Antonio Marina. Hablamos con él de su último libro, “El deseo interminable” Las claves emocionales de la historia en el que «intento convencer al lector de que no estoy loco o, para ser más exacto, de que no soy víctima de la hýbris.» Así comienza el libro, que surge de la convicción de que la historia humana puede comprenderse si descubrimos las esperanzas y los miedos que la impulsaron. A partir del estudio de las pasiones según la psicología, y en consonancia con el pensamiento filosófico y antropológico, el autor crea una nueva forma de aproximarnos a lo que somos: la psicohistoria. Los deseos impulsan la acción, pero la satisfacción de los mismos no agota nuestra capacidad para anhelar: somos un deseo interminable que solo podría ser saciado con la felicidad. Por eso, incluso los acontecimientos históricos más terribles son parte de una larga y tortuosa búsqueda de ese sentimiento. Esta obra nos revela el papel que juegan las emociones a la hora de entender nuestros orígenes y el desarrollo de las sociedades. Un viaje entretenido y revelador, un regalo para el intelecto.

“Tengo que ser libre para buscar mi propia felicidad” es una de las conclusiones a las que llega el filósofo tras hablar con Lourdes Lancho sobre la filosofía de hoy en día desde un punto crítico en donde tratan temas como la felicidad, la esperanza o el miedo y el pensamiento crítico entre otros muchos temas. Según el filósofo las personas actuamos movidos por impulsos y deseos pero no de una manera racional, es decir, cuando cubrimos esos deseos no nos sentimos satisfechos, sino que surgen otros, que nos tienen inquietos pero por otra parte nos estimula para crear cosas nuevas, de manera que es un gran motor para nuestra vida. Marina termina la entrevista a modo de consejo para la sociedad actual diciendo que movilizar las emociones es muy sencillo pero aplacarlas es muy complicado, por lo que se convierte en un material explosivo, de manera que hay que tomarse las cosas con calma.