La historia de Vicenta, la mujer que ha conocido a sus hermanos con 89 años: "He soñado tanto con esto que todavía no me lo creo"
La abandonaron cuando era una niña y ha vivido siempre sin saber nada de sus raíces o su familia biológica. Gracias a su hija y nieta y a un mensaje en las redes sociales, ahora ha descubierto quién es realmente
Vicenta Ruiz a sus 89 años ha logrado encontrar a su familia biológica
Madrid
Vicenta Ruiz tiene 89 años y hace tan solo dos semanas conoció a su familia biológica. La suya es una historia de las que conmueven, que emocionan y que tienen un final feliz. Tras años de búsqueda, esta riojana ha podido destapar las incógnitas que rodean a su historia personal. Ella no sabía dónde nació, ni quién era su familia, ni siquiera conocía el día de su nacimiento, ni su nombre, ni edad exacta. Toda una vida robada, en la sombra, a la que ahora ha podido poner un poco de luz gracias a la persistencia de su hija, Pilar, y de su nieta, Estrella, y a un mensaje en las redes sociales: "El mayor regalo para mi abuela sería encontrar algo sobre de su familia, su vida, y a mí nada me haría más ilusión que poder ayudar a la persona que más quiero". Dos años después de ese tuit, Vicenta ha podido cumplir su sueño: saber quién es en realidad y reencontrarse con tres hermanos.
Su hija Pilar ha contado en La Ventana, sin poder contener las lágrimas, la dura infancia que vivió su madre. A los tres años, en 1937, recién estallada la Guerra Civil, a Vicenta la dejaron a las puertas de un colegio, con un papel que decía su supuesto nombre y apellidos, y finalmente acabó en un orfanato en La Rioja. "Nunca había sabido su fecha de nacimiento, ni tan siquiera su edad, su nombre, si era o no real, y siempre estaba con esa pena". A los 10 años la adoptó una familia, pero no fue lo que esperaba. "La pusieron a trabajar como una sirvienta". Al cumplir la mayoría de edad, Vicenta se independizó y cortó todos los lazos con sus padres de adopción. Quiso volver a sus apellidos anteriores, pero la falta de documentación siempre le supuso un problema para hacerse un DNI y luego par casarse, porque ni siquiera estaba bautizada.
Finalmente, y con petición mediante a Roma, pudo bautizarse y casarse. "Mi madre conoció a mi padre, que era muy buena persona, formaron una familia, trabajaron muy duro y la vida le sonrió. Somos una familia maravillosa". Pero la espinita clavada que tenía Vicenta seguía intacta. Algo que se acentuó tras la muerte de su marido. "Seguía diciendo quién soy yo, de dónde he venido, quiénes son mis familiares... Es muy duro. Todos damos por hecho que tenemos unos padres, un nombre, unos apellidos reales, una fecha de nacimiento, un lugar de procedencia, pero mi madre no", lamenta Pilar sin contener la emoción.
Pilar había investigado años atrás para encontrar alguna pista, pero no había tenido éxito. Fue su hija, Estrella, la que volvió a reavivar la llama de la curiosidad. "Me preguntó 'oye, la yaya de dónde viene, quiénes son mis abuelos' [...] Le dije bueno hoy en día que las redes son muy importantes, vamos a poner un tuit y a ver si nos aporta información". Un mensaje que tuvo mucha repercusión y que comenzó a aportarle datos claves para seguir con su búsqueda. Les aconsejaron, por ejemplo, hacerse una prueba de ADN y dio sus primeros frutos: en Medina del Campo (Valladolid) encontraron una coincidencia muy grande. Siguieron tirando del hilo y encontraron unos primos de Vicenta. En octubre, se conocieron. "Fue un encuentro maravilloso, pero desconocían la historia de mi madre, por lo que había que seguir tirando de la familia y averiguar si venía de parte de madre o padre".
Se hicieron varias pruebas de ADN, dieron con las personas adecuadas y el pasado 16 de diciembre, tras una vida de incertidumbre, Vicenta conoció a tres de sus hermanos. "La alegría imagínate, habíamos acabado por encontrar familiares vivos y hermano de mi madre. Y no solo había un hermano, había tres vivos. Nos pusimos en contacto con la familia y el día 16 de diciembre fuimos hacia Bobadilla del Campo, un pueblo de 300 habitantes". Vicenta, a sus 89 años, pudo abrazar por primera vez a su familia biológica. "Estaban esperándonos con los brazos abiertos, fue muy emocionante, estaban todos encantados. En ningún momento no quisieron colaborar, al contrario, todos apenados por perder ese tiempo, esos años".
Sobre su historia, los hermanos, todos menores que Vicenta, tampoco conocen demasiado por qué la abandonaron. Solo recuerdan que su familia les hablaba de una hermana mayor que falleció, que en realidad era Vicenta. Creen que su madre la dio en adopción por obligación de sus abuelos. Ahora su único objetivo es recuperar el tiempo perdido. Cuando pasen las Navidades, volverán a reencontrarse, pero siguen manteniendo un contacto directo a diario por teléfono. "Cuando se llaman por teléfono, se emocionan, le dice su hermana a mi madre, 'hermanita', eso imagínate. Es una emoción enorme". Vicenta por fin ha podido hacer su deseo realidad: "Mi madre dice 'es que me parece un sueño. He soñado tanto con esto que todavía no me lo creo".
Vicenta Ruiz a sus 89 años ha logrado encontrar a su familia biológica