La esclavitud
Creemos que fue abolida hace tiempo y estamos en otras cosas. El reciente Mundial de Qatar nos ha permitido recordar que los trabajadores inmigrantes en las monarquías del Golfo son tratados como esclavos, al menos temporalmente. Pero nos hemos embriagado de fútbol y pasamos página

Barcelona
Otro año más. Y seguimos soportando la vergüenza de la esclavitud.
Creemos que fue abolida hace tiempo y estamos en otras cosas. El reciente Mundial de Qatar nos ha permitido recordar que los trabajadores inmigrantes en las monarquías del Golfo son tratados como esclavos, al menos temporalmente. Pero nos hemos embriagado de fútbol y pasamos página.
Hay algo peor. La esclavitud completa y vitalicia, esa en que una persona es propiedad de otra, permanece en numerosos países islámicos. En ellos, la mitad de la población es esclava. Las mujeres son propiedad de un hombre desde el nacimiento hasta la muerte. En casos extremos, como el de Afganistán, no se les permite siquiera aprender. Viven para servir a su amo, nada más. En palabras de John Lennon, son las esclavas de los esclavos.
Nada me ha conmovido más estos últimos meses que los mensajes desesperados de las niñas afganas, a las que se prohíbe el futuro; o las imágenes de las mujeres iraníes que se descubren el cabello y con ese simple gesto se juegan la vida. Para mí, estas niñas, estas mujeres, y los escasos hombres que lo arriesgan todo poniéndose de su lado, son las grandes figuras del año.
El machismo sería una cosa simplemente ridícula si no tuviera, como vemos últimamente en España, consecuencias mortales. Si no fuera, como en ciertos países islámicos, la clave de la opresión más abyecta.
Recordemos esto. Recordemos que la esclavitud aún no ha sido abolida.
Feliz año.




