"Antes dábamos las comidas donde está el dormitorio": cómo bares y comercios se están convirtiendo en hogares
Los expertos apuntan a que la compra de bajos en las capitales está siendo un "furor" porque incluso teniendo que transformarlos en vivienda sale un 40% más barato que comprando un piso, pero tiene sus inconvenientes
"Antes dábamos las comidas donde está el dormitorio": cómo bares y comercios se están convirtiendo en hogares
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El precio de la vivienda está disparado y en las grandes ciudades la gente se reinventa para poder comprar una o poder pagar el alquiler. Desde la burbuja inmobiliaria y, sobre todo, desde la pandemia, los locales comerciales que fueron bares, oficinas o pequeñas tiendas se están reformando en lugares habitables para crear pisos.
¿Cómo es tener tu hogar a pie de calle en una capital? Hay historias de todo tipo, desde gente que convierte su bar en hogar hasta jóvenes que aprovechan los bajos precios para meterse en su primera hipoteca. "Hemos transformado de todo. Desde oficinas que estaban sin uso de gente que ya se ha jubilado y no sabía qué hacer con el local y decide hacer una vivienda. Y me cuentan, por ejemplo: 'Esto era el bar de mi padre y aquí donde ahora está el dormitorio, antes dábamos las comidas'. Te quedas escuchando y ves que tienen su corazoncito en el local", narra Óscar Montoro de Montoro Arquitectos.
Desde Fotocasa ven que es "una tendencia que cada vez ha ido in crescendo. Normalmente los suelen comprar particulares porque la inversión inicial es baja, unos 150.000 euros", apunta María Matos, portavoz del portal inmobiliario.
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Irte a vivir a un antiguo local no es muy común. Cuando Fernando y su mujer le dicen a sus conocidos que su hogar era una oficina en pleno centro de Madrid: "Todo el mundo y mis amigos se han quedado extrañados de que se pueda vivir en un bajo, ya no hay esta costumbre de vivir en bajos. Y también me preguntan qué sensación tengo de tener rejas en las ventanas. A la gente le extraña un poco", cuenta este propietario, que lleva un año viviendo en su local.
Esto es normal en pueblos, pero no en las grandes ciudades. Aun así, esto es algo que se da en toda España. Al arquitecto Montoro le llegan todos los días de dos a seis peticiones de reforma. "Se hacen muchos. Yo creo que cualquier ciudad de España nos ha planteado que le hagamos el cambio de uso. Como principal foco de trabajo es Madrid capital porque tiene un Plan General que es bastante factible para hacer este tipo de intervenciones".
Tanto es así que ya hay arquitectos que se dedican exclusivamente a esto. Una circunstancia que, según María Matos de Fotocasa, se disparó por la pandemia: "Recordemos que durante esos meses tan duros, muchos locales comerciales tuvieron que cerrar. Esos bajos se han reconvertido en viviendas saliendo a la luz. Podríamos decir que el suelo del metro cuadrado se encuentra entre un 10% y un 20% por debajo de los inmuebles, y también que de estos locales normalmente se extraen varias viviendas".
Aunque las peticiones se han disparado ahora, Montoro ha reformado más de 300 bajos en los últimos 20 años porque todo empezó con la burbuja inmobiliaria. "Hubo el boom de precios de la construcción y venta allá por los años 2002 y 2003. A partir de ahí, la gente empezó a no poder asumir el coste de comprar una vivienda para ese fin y ya se estaba viendo o anunciando la posibilidad de que los locales se transformaran. Había gente que pedía licencias de oficina y vivía en ellas, de una manera un tanto irregular, pero allí vivían".
Las estadísticas de Fotocasa apuntan a que más de la mitad de los que viven de alquiler buscan ser propietarios y el bajo es una vía asequible. "Nos cuentan en nuestros estudios que más del 50% de ellos viven de alquiler, pero que les gustaría poder convertirse en propietarios de una vivienda y esta es una vía que han encontrado por esa asequibilidad de esa vivienda para poder llegar a ello".
Es el caso de Fernando, que de vivir de alquiler en un séptimo piso en Madrid se atrevió, con dudas, a comprar y reformar un bajo. "Como vivía de alquiler estaba buscando una vivienda en propiedad. Encontré un bajo en el barrio y decidí comprarlo. Se buscaba del proyecto que saliera un poco más económico que una vivienda en este barrio y ya estoy viviendo en él".
Los expertos coinciden: La principal razón de los compradores es la económica. Buscan precios bajos en este mercado desorbitado y los que venden quedan satisfechos por darle salida a su local. "El precio de compra-venta es mucho más asequible que una vivienda habitual. Suele rondar entre los 130.000-150.000 euros para una capital de provincia", informa Matos. "He hecho estudios económicos de implantación y aproximadamente nos da de media un 40% de ahorro en lo que pasa por comprar un local, pagar unos honorarios de un arquitecto y hacer una obra de acondicionamiento", añade Montoro.
También la escasísima oferta en las capitales hace que la gente lo vea como una opción, porque a día de hoy es muy difícil permitirse una vivienda en el centro de una ciudad. "Me decanté por un bajo porque la oferta de vivienda era muy escasa en mi barrio y además cara. La empresa del local que compré estaba deseando venderlo. Entonces digamos que era un precio asequible. Es normal cuando un bajo lleva, como el mío, cuatro años sin actividad ninguna. La ventaja para mí es que te ahorras algo de dinero, lo haces a tu gusto y disfrutas de una vivienda nueva", dice Fernando.
Si se trata de alquiler, como es el caso de José Manuel y su familia, también sale más barato: "Buscamos opciones y dentro del dinero que costaba el alquiler y lo reformado y nuevo que estaba todo, era la mejor opción. Sale más barato que un alquiler normal, tampoco mucho. Actualmente estamos pagando 1.299 euros al mes, pero es cierto que es un estilo muy diferente de vivienda".
Lo que te puede impedir crear una vivienda
Ahora viene la cara B, la parte más tediosa y delicada de la que depende que se pueda transformar o no un local en vivienda. "La gente se piensa que cualquier local es susceptible de ser transformado en vivienda, pero hay que analizar previamente si es viable o no. Tenemos que estudiar si la implantación de cambio de uso es viable urbanísticamente, jurídicamente y técnicamente. Hay que analizar un poco en detalle qué ocurre, dónde está ubicado el local, si cumple la normativa urbanística, si los estatutos de la comunidad lo permiten, etc.", enumera el arquitecto.
Papeleo que puede llegar a costar unos 5.000 euros entre proyectos, tasas, licencias... y que puede alargarse de tres meses a más de un año. Pasado este trámite, empieza la reforma. Una obra que ronda los 35.000 euros y en la que hay que tener en cuenta las características de un bajo.
"Podemos encontrar que tienen poca luz, escasa ventilación, que requieren de una gran inversión, que suelen ser espacios muy abiertos y diáfanos, que la cocina suele estar integrada en el salón y que la estética es de todo muy blanquito, muy nuevo y muy reformado. Es lo que nosotros llamamos 'Casas Ikea', que son casas bonitas y baratas", afirma la portavoz de Fotocasa.
Escasa iluminación, ruidos por estar a pie de calle y demás inconvenientes, algo que el arquitecto Óscar previó en el bajo de Francisco con altos ventanales y materiales aislantes. El dueño de este bajo advierte de que es imprescindible proteger la intimidad, es decir, buscar unas buenas cortinas. También la seguridad teniendo alarmas y posiblemente rejas. En cambio, para él la principal ventaja es que tiene la entrada por la acera y es totalmente independiente de sus vecinos.
José Manuel lleva cinco meses viviendo en un bajo recién reformado y el día a día allí lo define como "diferente". Ve muy cómodo estar a pie de calle a la hora de entrar y salir. Además, su piso es grande y tiene las paredes muy altas decoradas con muchos cuadros para aprovechar todo ese espacio libre. La principal desventaja que ha encontrado es la humedad, sobre todo en las ventanas y algunas zonas.
¿Algo pasajero?
¿Ha venido para quedarse? Según las previsiones de Fotocasa es un fenómeno pasajero. "Estimamos que es algo temporal. Es verdad que en la compra ha sido un furor durante este 2021 y este 2022. Y luego también detectamos que es algo temporal, que los jóvenes quieren vivir en zonas más prime y viven en un bajo a cambio de vivir en el centro de las grandes ciudades".
Por el momento, cada vez hay más viviendas a pie de calle en pleno centro de las grandes ciudades de nuestro país.
Mar I. León
Periodista en Hora 25.