Punto de Fuga
Internacional

Las consecuencias del veto laboral a las mujeres afganas

“Sin mujeres no podríamos acceder a los hogares más vulnerables”, denuncian las organizaciones de ayuda en el país

-FOTODELDÍA- DAND (AFGANISTÁN), 01/01/2023.- Niñas afganas a su llegada a clases a un centro educativo este domingo en el distrito Dand de la ciudad de Kandahar, antes de su cierre tras la prohibición a la mujer de trabajar en ONG's y otras instituciones internacionales, emitida por los talibanes. La ONU llamó recientemente a la comunidad internacional a seguir el diálogo para encontrar una solución al "dilema" que ha supuesto el veto del Gobierno talibán de Afganistán para que las mujeres no trabajen en ONG, y alertó del "impacto en cascada" que afronta el país. EFE/STRINGER / STRINGER (EFE)

Sin las mujeres afganas las organizaciones de ayuda humanitaria que trabajan en el terreno no podrían funcionar. De hecho, algunas han anunciado la paralización de sus programas de ayuda después del veto impuesto por el Gobierno talibán a las mujeres que les prohíbe trabajar en las ONG. Es el caso de World Vision, como explica su Directora Nacional en Afganistán, Asuntha Charles.

Otras organizaciones como Save The Children denuncian que sin las mujeres de sus equipos no pueden trabajar y pierden el acceso a la mitad de la población de Afganistán. “Nuestras trabajadoras son el corazón de STC en Afganistán. Son las doctoras que se desplazan a maternidades remotas donde las personas no tienen acceso a los centros de salud, son enfermeras que hacen curas, que asesoran, que ponen vacunas. Son comadronas que van a tener partos, que asesoran a las mujeres embarazadas, que explican los cuidados a los recién nacidos. Son también consejeras y trabajadoras sociales en las comunidades y son maestras”, dice Arantxa Osés, coordinadora Emergencias y Ayuda Humanitaria de Save The Children.

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Además del trabajo en primera línea, explica, muchas mujeres están contratadas por la ONG para llevar la contabilidad, son subdirectoras de oficinas en el terreno, gestionan la seguridad, realizan contrataciones….

“Las mujeres humanitarias tienen un papel fundamental, especialmente en un contexto como Afganistán, en proveer servicios de salud, de nutrición, de educación y de protección a niños, niñas y mujeres”, insiste también desde UNICEF Blanca Carazo, responsable de Programas.

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Desde la ciudad afgana de Herat, Asuntha Charles, cuenta que “más del 25% de los trabajadores de la misión son mujeres y si no pueden trabajar es muy difícil llegar a todos y aportar a la comunidad”.

Su ONG lleva trabajando en el país desde 2001 por la seguridad, alimentación y los medios de vida con más de 40 programas de salud, además de programas de lavado y saneamiento y acceso a las instalaciones de agua, programas de educación y protección de los niños. “Durante el último año, desde que los talibanes tomaron el país, hemos llegado a casi 1 millón y medio de personas en Afganistán”, asegura Charles.

Trabajan en las partes más remotas del país, especialmente en la región occidental, donde la crisis humanitaria es muy grande. La decisión talibán la reciben “con mucho dolor”, dice, “porque somos conscientes de la crisis humanitaria que atraviesa el país”. Sin sus trabajadoras se les hace imposible llegar a todos.

Además, esta decisión va a exacerbar el colapso económico en el país, y desde el punto de vista de la economía familiar, Charles apunta que “en los últimos 20 años las mujeres han recibido educación y han estado trabajando, por lo que muchas de nuestras trabajadoras son el sostén de sus familias. Si ellas no trabajan, sus familias no se van a poder mantener. También a nivel personal va a afectar la dignidad de las mujeres”.

Esto complica también el progreso de las mujeres en el país. “Llevo trabajando en ese país como ocho o nueve años y he visto cuánto podemos contribuir al desarrollo de la sociedad y cómo eso realmente aumenta su dignidad. No vamos a abandonar los derechos de las mujeres a trabajar y no vamos a apoyar a los talibanes”, insiste la trabajadora humanitaria. “Se han tenido que dar cuenta de que la mitad de la población en Afganistán es mujer. ¿Cómo va a desarrollarse si nosotras? No vamos a ir mejor si las mujeres renuncian a su derecho a la educación y al trabajo”.

Pese a todo, Charles hace un llamamiento a la asistencia para combatir la desesperanza en el país, y se queda con el potencial de la población que ve en los sueños y aspiraciones de los niños.