"No hay rusofobia, hay rechazo hacia la violencia de Putin y quienes le defienden"
La asociación de Rusos Libres combate la desinformación del Kremlin sobre Ucrania y Occidente para favorecer la integración de los rusoparlantes en España
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Madrid
El año 2022, marcado por la invasión rusa de Ucrania, ha sido especialmente complicado para la población ucraniana pero también para la población rusa, dentro y fuera de las fronteras de su país. España tiene una comunidad rusa de 79.435 integrantes y durante el último año, el presidente de la asociación Movimiento contra la Intolerancia Esteban Ibarra asegura: “Hemos conocido casos de amenazas y rechazo hacia negocios y establecimientos rusos e incluso hemos sabido de niños rusos a los que se ha segregado o condenado al ostracismo en varios colegios por parte de sus compañeros”.
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La mayor comunidad rusa en España se encuentra en Alicante y fue allí donde varias madres rusas dieron la voz de alarma casi a mediados de año porque sus hijos estaban siendo víctimas de acosos. Julia Taran, vicepresidenta de la Asociación de Rusos Libres España quita hierro al asunto y explica que estos casos de bullying se dieron sobre todo al principio de la guerra: “Los niños son muy influenciables, son muy impulsivos, veían en las noticias que Rusia había invadido a Ucrania y le echaban la culpa a sus compañeros rusos”. Taran asegura que este problema se solucionó tan pronto como los padres y profesores de todos estos alumnos empezaron a trabajar para acabar con ese bullying. Taran también profundiza en los casos de amenazas a negocios rusos: “Creo que la mayor parte de ese acoso fueron comentarios en redes sociales y malas reseñas que venían principalmente de personas ucranianas que estaban en todo su derecho de reaccionar contra lo ruso” e indica que ese “ajetreo” desapareció cuando esos negocios a los que se hostigaba hicieron ver que no apoyaban la guerra en Ucrania.
Rosa Kochuvey, trabaja en la Oficina del Cónsul Honorario de Rusia en Valencia, una organización que busca estrechar lazos con Rusia y favorecer la integración de los rusos en España, y coincide con la asociación de Rusos Libres en que los episodios de acoso se dieron muy al principio de la guerra y nadie de su entorno ha vuelto a sufrirlos. “No hay rusofobia, a nuestro alrededor no percibimos ese rechazo”, aseguran ambas. Julia Taran va más allá e indica que el rechazo en España e incluso en Europa no se da contra la población rusa sino contra el imperialismo y la violencia del régimen de Vladimir Putin : “A nivel de la calle yo creo que la gente entiende que esto es cosa de una dictadura y que eso le puede tocar a cualquiera. Por eso no veo rusofobia a mi alrededor”. Uno tiene que mostrar mucho su “putinismo” y su xenofobia para que se le discrimine, aclara. En esa misma línea, Esteban Ibarra también incide en separar “la actuación de un gobierno, el ruso, de lo que es el trato a los ciudadanos”.
Precisamente porque entienden a Putin y a su imperialismo como responsables directos de cualquier discriminación que puedan sufrir, desde la asociación Rusos Libres se intenta combatir la propaganda del Kremlin haciendo llegar a ciudadanos rusos dentro y fuera de su país información veraz que no pueden encontrar en sus medios de comunicación. “Si intentaras ver la tele en Rusia no aguantarías ni medio minuto, porque no hacen más que hablar de matar a los ucranianos, a los occidentales, a los gays y a todo lo que no encaje en la doctrina de Putin”. Taran cuenta que una de las integrantes de su organización está “24 horas al día haciendo pedagogía y desmintiendo bulos a través de los canales de la asociación en redes sociales e incluso con llamadas telefónicas anónimas a ciudadanos rusos”. El objetivo de esta organización afincada en España es “dar una visión de la realidad no tergiversada a las personas de habla rusa para combatir la propaganda de Putin” y “ayudar a parar la guerra absurda en Ucrania”.
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Esta asociacción rusa explica que no han sentido una rusofobia generalizada sino abandono por parte de las instituciones. Los rusos tienen cada vez más difícil obtener visados para salir del país y están sufriendo retrasos y complicaciones, explican Taran y Kochuvey. Todo lo que tiene que ver con trámites oficiales es ahora más lento por el mero hecho de tener el pasaporte ruso. Dice la asociación que se deniegan hipotecas, trámites bancarios o avales a ciudadanos rusos solo por ser rusos. “Después de investigar descubrimos que estas trabas eran culpa de decisiones de ejecutivos, de cargos intermedios, que buscaban cubrirse las espaldas por si pudieran decirles algo por hacerle la vida más fácil a un ruso”, asegura Rusos Libres.
Estas dificultades para abandonar el país se dan justo cuando más ciudadanos rusos están intentando exiliarse para evitar ser enviados al frente en Ucrania. Precisamente, la asociación de Julia Taran mantiene viva una iniciativa que lanzaron varios diputados rusos disidentes exiliados en Berlín: “Recaudamos fondos y compramos estufas, calentadores de leña, generadores y todo tipo de cosas para donarlos a Ucrania. Los mandamos a la frontera con Polonia y de allí hasta Kiev donde colaboramos con Children of War otra ONG que los distribuye”. De hecho, la iniciativa está abierta en su página web para que cualquiera pueda aportar su grano de arena comprando productos que se necesitan en suelo ucraniano y pueden comprobar incluso dónde los están mandando. Son iniciativas solidarias como estas las que han contribuido a combatir el estigma contra la población rusa por toda Europa.