Ali Abbasi: "Cuando hago una película, me pongo por encima de un régimen sanguinario como el de Irán"
El director iraní afincado en Dinamarca estrena 'Holy spider: Araña sagrada', un contundente thriller sobre la violencia contra las mujeres en su país a partir del caso real de un asesino en serie de prostitutas
Reikiavik
Desde su paso por el Festival de Cannes hasta ahora, Holy Spider, la película del cineasta iraní Ali Abbasi, ha ido cobrando nuevos significados. El contexto del país donde ocurre esta historia y de donde es originario el director y la mayor parte del equipo es otro. Las mujeres iraníes llevan meses dando una lección a su gobierno y a otros muchos. Protestando y siendo víctimas de una represión atroz. Muchas actrices y cienastas han sido detenidos en este tiempo por protestar, por pedir más derechos y libertades. Y es ahí donde Holy Spider se sitúa.
"No cabe duda de que cambia el contexto. Me acuerdo de que en Cannes la gente decía que esta era una película muy violenta en la que se ve a las mujeres sufrir, que tenía algo de misógina, incluso. Creo que ahora esas personas pueden darse cuenta de que esa violencia tiene que ver con un contexto como el que se vive en Irán, donde la realidad es tan extremadamente violenta que tienes que hablar de ello", decía el director hace unas semanas en Reikiavik, donde acudió para la ceremonia de los Premios del Cine Europeo, a los que estaba nominado en las principales categorías.
Abbasi vive en Copenhague y es gracias a Europa como financia sus películas. Con Border debutó en Cannes en 2018 y ya apuntaba maneras en eso de usar el género para hablar de temas sociales como el odio, el acoso o el racismo en las fronteras. En Holy Spider se ha inspirado en el cine de Fincher, en Buñuel o en Lynch para contar una historia iraní. "Hablar de Irán me pone en una situación muy incómoda porque, por un lado, agradezco hablar de ello, me gusta hablar de mi país, pero, por otro lado, creo que también hicimos una película de cine negro que tiene varias capas, que tiene un valor cinematográfico, que en realidad no es solo un vehículo de mensajes políticos. Es un equilibrio difícil de mantener para nosotros", añadía sobre las referencias políticas de su útlimo trabajo.
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La película es un thriller, puro cine negro, como decía el director, basada en un hecho real que conmocionó al cineasta, el de un asesino en serie de prostitutas en la ciudad santa de Mashhad. Durante un año mató a más de 16 mujeres, según él, inspirado por Alá y para limpiar el país de malas mujeres. El director se vale de este hecho para contar la investigación ficticia de una periodista que busca saber la verdad ante los grandes titulares sensacionalistas de la prensa y la inacción de la policía. "Sinceramente, no creo que hayamos hecho una película controvertida y transgresora", dice Abbasi que pone a una mujer al frente del reparto, un personaje moderno que quiere huir de las prohibiciones iraníes, como las mujeres que hoy luchan contra el régimen.
"El tratamiento de un tema determinado a veces necesita que se muestren las cosas. La historia ocurrió hace diez años, pero sigue estando presente, sigue siendo un ambiente peligroso. Siento que las escenas violentas deben funcionar como un puñetazo en la barriga", insiste el director sobre el uso de la violencia. Y es que en Holy Spider no se esconde, ni la violencia física ni la verbal que recae sobre las víctimas, pero también sobre el resto de mujeres. Las amas de casa que aparecen con moratones hechos por sus maridos. Las mujeres profesionales, como la periodista, que tiene que ponerse correctamente el velo y no puede quedarse en un hotel sin permiso de un hombre. Por supuesto, los asesinatos de las prostitutas, a las que el director les da nombres, familia e historia.
Ali Abassi se reconoce en su personaje protagonista, que interpreta la actriz Zar Amir-Ebrahimi, exiliada en París y ganadora del premio a mejor actriz en Cannes. Una mujer que a pesar de las prohibiciones sale adelante. "Lo que todos intentamos es no dejarnos atrapar por el juego de la censura, pero tampoco ir en contra. Creo que esta es la realidad de la vida. La mayoría de nosotros hemos intentado tener relaciones sexuales, hemos comido, hemos salido. No es algo controvertido, pero bajo el régimen iraní ha sido un tema tabú. Cualquier tipo de sexualidad, cualquier cosa que tenga que ver con la representación del cuerpo de las mujeres. Y ahí sí queremos poner el dedo", insiste.
No fue fácil encontrar a actores y actrices iraníes, ya que el régimen no aprobó esta película. "El 90 o el 95 por ciento de los intérpretes y técnicos del cine iraní no quisieron participar", reconoce el director que los buscó en países como Turquía, Francia o Jordania. "El talento iraní está repartido por todo el mundo". Al director no le preocupa lo que el régimen diga de él. Intentaron rodar en Irán, pero fue imposible obtener el permiso y, finalmente, la película se rodó en Jordania. "Quizá esto suene un poco arrogante, pero cuando hago una película, me pongo por encima de un régimen sanguinario como el de Irán. No deberíamos tener ganas de dialogar con ellos. Nuestro diálogo es con el pueblo iraní".
Un diálogo que comenzó hace unas semanas, pues la película se filtró en Internet. "No sé exactamente cómo ocurrió, pero fue justo después de una entrevista en la que me preguntaban si la película se estrenaría en Irán. Y yo dije que ojalá encuentren un camino para verla. Y lo han encontrado", contaba a los periodistas. "He estado leyendo las reacciones en Twitter y se dividen en dos categorías, los que dicen que es la verdadera cara del país y los que dicen que es propaganda occidental y que soy un pervertido antiislámico como Salman Rushdie. Pero creo que es positivo que haya mucha gente viéndola y que pueda motivarles".
En esa crítica a los gobiernos, pero no a los ciudadanos, Abbasi incluye al gobierno israelí. Su película tiene financiación de aquel país, algo que hace más tensa aún la relación con su país. "Irán y Netanyahu tienen en común que se necesitan el uno al otro. Necesitan que la imagen del enemigo esté a dos pies la una de la otra. Sinceramente, creo que esa es la tragedia de Oriente Medio, que en lugar de que haya una especie de ala progresista cultural desde Marruecos, Argelia, Egipto e Israel hasta Emiratos, Irán y Pakistán, lo que hay son cosas fragmentadas y muchas ideas racistas".
En eso cree que el cine puede aportar muchas cosas. Se considera dentro de la tradición del cine europeo, de unos valores éticos y también industriales. "A veces una película cambia a las personas. A veces la vida de las personas está en peligro y la película tiene un impacto, que va más allá del cine. Y creo que después de hacer Holy Spider, siento que hay un espacio que quiero explorar más. Hay un espacio en el que quiero ser más explícitamente político y expresar cosas que creo que son relevantes y que otras personas encuentran relevantes. Ahí es donde estoy en este momento", indicaba Ali Abbasi que ha debutado en Estados Unidos rodando uno de los capítulos de la serie The Last of Us, adaptación del multipremiado videojuego que estrena HBO Max en unos días.
De momento, no quiere adentrarse más en la meca de Hollywood. Prefiere las películas que se mueven entre el género y el entretenimiento y la capacidad de contar cosas relevantes para la sociedad. Lo que ha hecho en sus primeras películas como Border o Shelley. "Creo que películas como Border y Holy Spider deberían ser las películas normales y Top Gun debería ser lo excepcional. En realidad es una película extraña, cuando ves Top Gun, ves que son primeros planos muy extraños de Tom Cruise. No digo que sea mala película ni nada de eso, lo que digo es que hay algo extraño en gastarse tanto dinero en todas esas acrobacias aéreas", concluye.
Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada...