¿Hasta cuándo soportará la sanidad esta situación de estrés?

Pasadas las fiestas de Navidad, arranca el calendario de paros y protestas del sector sanitario que se extiende ya por casi toda España. Los médicos y pediatras de la atención primaria madrileña retoman hoy la huelga después de haber vuelto al trabajo durante el periodo navideño a la espera de una propuesta del Gobierno de Díaz Ayuso que, al final, no ha convencido a los sanitarios. Los siguientes en ir a una huelga indefinida serán los médicos de la atención primaria andaluza y así una tras otras van a ser muchas las comunidades donde se va a visualizar el hartazgo y el malestar de médicos, enfermeras y del resto de personal sanitario.

Son muchos los testimonios de médicos y enfermeras que llevamos tiempo escuchando con un denominador común, no pueden más, con la carga de trabajo, pero tampoco pueden más con la precariedad de un sector que es básico y fundamental para el estado del bienestar. Hoy mismo, hay una carta a la directora en El País de una hematóloga con 20 años de trabajo a sus espaldas y con un contrato eventual, trabajando en un hospital de Sevilla que no tiene plaza fija de su perfil, pero es que ni siquiera tiene un equipo senior. Advierte la autora de la carta que su caso no es único, que son muchos los profesionales que se encuentran en situación precaria, desde quién sabe cuándo y que son tratados, añade, como fichas de un tablero.

Sumamos a esto la situación de colapso o próxima al colapso de muchos hospitales, de los más importantes del país. A la época propicia para los virus, sobre todo respiratorios, se une la imposibilidad en muchos casos de conseguir una cita rápida en la atención primaria, lo que convierte a las urgencias hospitalarias prácticamente en el único recurso para muchos pacientes.

Claro, y la pregunta es hasta cuándo puede soportar la sanidad pública esta situación de estrés, porque ya llevamos mucho hablando de ello y ahora nada tiene que ver la explosión de una pandemia, si acaso la pandemia sirvió para sacar las vergüenzas de una sanidad que ya estaba prácticamente en los huesos en la mayoría de comunidades.

Arranca con el año un ciclo electoral que debería servir para que los que quieren revalidar mandatos o los que se postulan para ellos hablen de lo que les pasa a los ciudadanos, de sus necesidades, de sus incertidumbres. Deberían empezar por hablar de la sanidad, deberían empezar a proponer soluciones. Es una demanda, no solo de los médicos o de las enfermeras, es una demanda generalizada de los ciudadanos que, como decía la encuesta que les ofrecemos el lunes, están dispuestos a pagar más impuestos para salvarla. Que tomen nota.