La percepción de la realidad al otro lado de las multas
Patrullamos las carreteras desde un helicóptero de la DGT y un control de alcohol y drogas de la Guardia Civil.
Así se percibe la realidad al otro lado de las multas
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Madrid
El helicóptero se conduce con el trasero. B.D.M. pilota desde hace más de 15 años y es en esta parte del cuerpo donde más nota si lleva la máquina derecha o, sin darse cuenta, se está torciendo, porque desde las alturas pierdes toda referencia. Un trozo de lana roja atado a una antena al frente de la cabina (invento francés) también es un buen indicador. El resto es tecnología. La cámara Pegasus que nos muestra Juan Antonio Jiménez y que maneja Juan Carlos Prados a unos 700 pies del suelo para “pillar” a esos coches que rebasan la velocidad, se saltan señales, piensan que nadie les ve y no piensan que pueden poner en peligro la vida de otros. “Se auto sancionan. No se dan cuenta de que al salirse de la norma, de la perfecta sinfonía de los otros coches, están llamando la atención de la cámara”.
Durante la hora y media que ha durado el vuelo la cámara y el ojo de Prados ha detectado diez infracciones. “No hay números ni porcentajes. Todo depende de la intensidad del tráfico. Incluso hay días que nos hemos vuelto a Cuatro Vientos sin haber detectado nada”. A nosotros, que no estamos acostumbrados, desde las alturas nos parece que todo fluye con normalidad. Y que los españoles conducimos bastante bien (con excepciones)
Desde el suelo la percepción es diferente y nos preguntamos cuáles son los criterios que utiliza la Guardia Civil para detener a unos vehículos y dejar pasar a otros ¿Existen sesgos? ¿Se para más a los feos y a los jóvenes? Esto, por supuesto, se lo pregunta Millás. Con un ataque de risa el teniente Santiago Rodríguez lo desmiente. Se fijan más en el estado del coche, en la pegatina de la ITV y, bueno, un poco en quien va dentro también. “Una madre o un padre que va a llevar a sus hijos al colegio no parecen muy sospechosos de portar armas” No aquí en España, pero si yo tuviera tres hijos sospecharía de mi misma.
Una hora dura el control en el que unos diez guardias civiles se reparten las tareas. Durante ese tiempo paran a un camión con la ITV desfavorable, un coche sin permiso para circular, una maniobra extraña y un control de drogas positivo. El infractor se queja de que consumió hace días y que los restos que quedan en su organismo no le impiden conducir. Quizás sea verdad. Pero la norma es clara y el sargento tajante. Cuando ves tu primer muerto en un accidente te haces consciente de que la empatía termina donde empieza el más mínimo riesgo de que eso vuelva a suceder.
Paqui Ramos
Casi siempre en la radio. Siempre en la SER. Trabajando con Javier del Pino y yendo a sitios con Juanjo...