El último programa de Buenismo Bien ha tenido como invitada a Rocío Quillahuaman. La ilustradora acudió al programa de Manuel Burque, Quique Peinado y Henar Álvarez (autodenominada «la chochoctora» en este episodio) para presentar su libro de Memoria, Marrón, y para charlar sobre sus tiras, el racismo que ha vivido en su vida como migrante de Perú, el síndrome del impostor, la precariedad y el éxito. Precisamente al tocar este tema, Burque ha pronunciado un alegato contundente sobre aquellos que no cobran por su trabajo. «A ti te ha ido bien», le ha dicho a la invitada, «y me acabo de dar cuenta de que, en una circunstancia, porque tú te dedicas a un mundo, el del arte y la creatividad. Hay mucha gente privilegiada que se puede permitir no cobrar nada por ir a un medio que le pagan nada porque su familia le da el resto». «Que esa gente no se pelee por los derechos laborales le hace daño a muchos otros», ha asegurado. El director de Buenismo Bien ha recordado acto seguido un episodio que refleja bien esta situación y que ilustra su indignación con este tipo de comportamientos. «No sé qué persona», ha rememorado, «dijo en unas charlas que por su primer guion le habían pagado una cantidad ridícula. Un guion de cine. Y que en aquel momento le pareció bien porque con eso se podía comprar un montón de cosas.». Burque ha señalado también la circunstancia de que esa persona hizo este comentario «en unas charlas de derechos de los guionistas». «Ese tipo de cosas hacen un daño brutal, porque que tú tengas una familia adinerada y puedas disfrutar dedicándote a esto no implica que los otros no tengan que comer con esto», ha sentenciado. Rocío Quillahuaman ha compartido con Burque la crítica a este comportamiento, especialmente «si lo dices en una charla con chavales que están en la universidad» y ha indicado algo «curioso»: «Siempre coincide que la gente que más está con eso, cuando mejor les va, investigas un poco y siempre acabas rascando. En Barcelona, te pones a rascar y es ahhh, es que su padre es tal o ahhh, es que su madre se dedica a tal cosa». La ilustradora ha aclarado que no tiene dudas sobre la dedicación de esas personas, «supongo que tendrán cosas que contar y yo no quito que seguramente tengan talento o lo que sea», pero ha señalado que «al final siempre acabamos escuchando las historias de la misma gente, del mismo tipo de gente». «Yo creo», ha concluido, «que eso es un problema en general, creo que es más enriquecedor que hayan otras voces, que veamos a gente de clase trabajadora y no solo estas historias o gente que está arriba, que se pone a explicar historias en la calle trabajadora y se nota muchísimo que no están hablando de una cosa que conozcan».