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El plástico no es el problema

El mismo día en que el Gobierno aprobó la bajada del IVA para los alimentos, dio también el visto bueno a otras dos medidas que también pueden acabar influyendo en la cesta de la compra y que han pasado más inadvertidas. El Real Decreto sobre los envases y un nuevo impuesto al plástico de un solo uso. En ambos casos el objetivo es plantar cara al uso excesivo de plástico de un solo uso y apostar por la economía circular, pero dentro de esa filosofía hay muchos matices y detalles que vamos a repasar con Luis Cediel, director general de la Asociación Nacional de Industriales del Plástico (ANAIP), y con Julio Barea, responsable de la campaña de residuos de Greenpeace

El plástico no es el problema

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Madrid

Una de las primeras medidas contenidas en el Real Decreto es la eliminación de envases en lotes de frutas y verduras que pesen menos de 1’5 kilogramos. “Nos preocupa mucho que el material con el que se vaya a sustituir ese plástico sea aún más perjudicial para el medio ambiente, porque para su elaboración haga falta más energía y por tanto suponga mayor emisión de CO2”, advierte el representante de ANAIP. “Lo que nosotros pedimos es que se acabe con los envases de usar y tirar, sean de plástico o de cualquier otro material”, responden desde Greenpeace antes de recordar el problema que supone la degradación de un material como el plástico frente a otros como la fibra de coco, más allá de la energía necesario en cada caso durante el ciclo de vida anterior a su uso.

Otra de las medidas incluidas en el decreto, y de las que pueden afectar de una forma más directa al día a día del consumidor, es la poder llevar tu envase reutilizable para hacer compras a granel en los comercios de alimentos. Luis Cediel muestra su preocupación por el efecto que esto puede tener en la seguridad alimentaria, y habla de hasta un incremento en las alertas alimentarias de un 17% anual que se puede atribuir a la sustitución de plástico por materiales como el bambú. Julio Barea sostiene que “esta ha sido una de las reivindicación muy antigua de Greenpeace” y cita una estudio de su organización lanzado durante la pandemia que incluso consideraba más seguro que el cliente llevara sus propios envases, “una medida estupenda a la que acabaremos acostumbrándonos como ya hicimos con las bolsas”.

Más allá de las ventajas o problemas que vea cada uno, nuestra compañera de Radio Madrid, Isabel Salvador, ha podido comprobar visitando varios mercados y tiendas de Madrid que la gran mayoría de los ciudadanos aún no compran con este método y parece que hará falta aún un cambio profundo de cultura para que el uso de envases propios sea una realidad.

Máquina de reciclaje de envases de Reciclos

Máquina de reciclaje de envases de Reciclos / Ayuntamiento de València

Máquina de reciclaje de envases de Reciclos

Máquina de reciclaje de envases de Reciclos / Ayuntamiento de València

La nueva legislación también abre la puerta a la creación de un Sistema de Depósito Devolución y Retorno, que no es otra cosa que una versión mejorada del sistema por el que hace algunas décadas podías llevar el casco de tu bebida a una tienda para que te devolvieran algo del dinero que te había costado. En Greenpeace celebran un mecanismo con el que se mejoraría mucho la cantidad y la calidad del plástico que va a ser reciclado.

Barea considera que puede ser un gran avance, “aunque la ley tiene trampa porque fija unos objetivos de fácil cumplimiento para el sector del plástico antes de que se imponga el sistema y además deja fuera el vidrio”. Para Cediel el sistema de recogida actual que funciona en España (Ecoembes) está dando buenos resultados “e imponer otro complementario podría ser beneficioso, está por ver, pero lo que seguro que supondrá es un incremento en los costes para la industria lo que se traducirá en pérdida de competitividad”. Ambos citan como referencia el sistema que funciona desde hace 20 años en Alemania que, como nos cuenta nuestra corresponsal Carmen Viñas, facilita la recogida anual de más de tres millones de toneladas de envases de plástico y genera devoluciones por 180 millones de euros.

El nuevo impuesto que obligará a la industria a pagar 45 céntimos por cada kilo de plástico de un solo uso no convence a la industria (“es discriminatorio y supone un incremento del 25% en el proceso de fabricación”) y le parece inútil a Greenpeace (“hemos calculado que va a suponer un incremento de 1 céntimo en el precio de una botella de litro y medio, con lo que no va a desincentivar su uso”). En lo que sí parecen estar de acuerdo desde ambos lados es en la necesidad de seguir avanzando en la correcta y eficiente gestión de la recogida de residuos.

“Hay escasez de residuos en España, estamos importando, y así no se puede pedir que haya más plástico reciclado” analiza Luis Cediel. “Y entretanto estamos quemando 600.000 toneladas de plásticos al año en los vertederos, ahí es donde habría que subir los impuestos porque un plástico al final de su vida útil nunca es un residuo, es siempre un recurso porque es reutilizable al 100%”. Julio Barea también apuesta por más impuestos para la incineración (“ni un gramo de plástico debería llegar”), e incluso el cierre de los vertederos, y apunta como asignatura pendiente la gestión de los residuos: “estamos perdiendo mucho material, según nuestros datos cada día se venden 51 millones de envases de los que sólo se recuperan para su reciclaje 20 millones; el resto va a vertederos, incineradoras o al campo, es un desastre”.

El exclusivo proceso de reciclaje crea un material plástico reciclado a partir de los desechos del océano

El exclusivo proceso de reciclaje crea un material plástico reciclado a partir de los desechos del océano / CdRas

El exclusivo proceso de reciclaje crea un material plástico reciclado a partir de los desechos del océano

El exclusivo proceso de reciclaje crea un material plástico reciclado a partir de los desechos del océano / CdRas

A modo de conclusión, y en esto de nuevo vuelven a estar de acuerdo Cediel y Barea, no parece que el plástico en sí sea un problema, “ha venido para quedarse, el problema es el de usar y tirar”, el problema lo genera la mala gestión del residuo que puede generar. Siguiendo esa máxima de que un plástico nunca es un residuo, sino que es un recurso, un grupo de jóvenes emprendedores lanzaron en 2019 el proyecto The Gravity Wave. En el último año y medio han conseguido recuperar del mar Mediterráneo más de 200.000 kg de plástico, del que un 40% lo forman redes y aparejos de pesca. “Contamos con la colaboración de 4.500 pescadores que, gracias a esta startup social, han pasado de ver como gran parte de la sociedad les culpa de todos los problemas de los mares y los océanos, a poder formar parte de la solución”, nos explica Amaia Rodríguez, una de las fundadoras. Con el material recuperado elaboran mobiliario y objetos de decoración.

Rafa Panadero

Rafa Panadero

Ha desarrollado casi toda su carrera profesional en la Cadena SER, a la que se incorporó en 2002 tras...

 
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