Isaac Rosa: "Un borrador de novela lo escribe cualquiera. El verdadero trabajo es convertir eso en un buen libro"

Madrid

Isaac Rosa empezó a leer tarde y empezó a escribir muy joven. Superada esa aparente contradicción, ha ido construyendo su propia carrera, en la que reconoce que dedica más tiempo a la reescritura de una novela que al primer borrador. "Un borrador de 200 páginas de una novela lo escribe cualquiera. El verdadero trabajo es convertir eso en una buena novela", resume Rosa. Esa fase de reescritura es la parte más fascinante, pero también la más desesperante y la más frustante. Cuando ya no queda remedio, la novela se entrega y el libro vuelve a casa, ya impreso y dentro de la caja: "Abres la caja y están todos los libros y colocados. Y Chirbes lo contaba como algo que también le generaba un profundo malestar. Coger el libro, abrirlo, ver que ya no tiene remedio, que ya está impreso y empezar a leer."

Rosa cita a menudo a Chirbes porque se enganchó a su mirada marginal, que miraba a donde no estaba mirando la cultura de los '80 y los '90 en España. Esa influencia se ha convertido en una imposición para él. Como escritor, como periodista, como ciudadano busca mirar a otros ámbitos de la realidad. Eso no significa que predique el pesimismo. Al contrario, confía en que desde el pesimismo más radical se puede construir esperanza. A lo largo de su trayectoria, ha escuchado a lectores que le reconocen que un libro les ha hecho llorar. Reconoce que eso le sacudía y ahora lo ha comprobado en casa. Su hija de 14 años tardó dos horas en dormirse porque no podía parar de llorar, porque se había acabado una saga.

"Lo que uno escribe provoca algo, no tiene consecuencias sobre los demás", resume Rosa. ¿Y qué hacer si un hijo no lee? Es un problema del que no se libra ni siquiera un escritor como él. "Mi hija Olivia fue muy lectora de niña, pero, en el instituto, de repente, la lectura ya no formaba parte de su vida. Intenté reengancharla y acabamos escribiendo juntos un libro. Pasados unos años, volvió a ser lectora", aclara Rosa. Nadie está exento de una mala racha con los libros. Ni siquiera los que se dedican a escribir. Él mismo reconoce que se topa también con escritores que no tienen ni tiempo, ni concentración para coger un libro.