Marc Marginedas, periodista de guerra: "Yo no me fui a Rusia escapando de Oriente Próximo. Me fui pensando que buscaba respuestas"
El ex corresponsal en Moscú de El Periódico de Catalunya presenta 'Regreso a Raqqa', documental en el que vuelve al lugar donde durante seis meses estuvo secuestrado en Siria por integrantes del Estado Islámico
De 'Regreso a Raqqa' a la proximidad entre Francia y España
Madrid
Siempre ha insistido en que solo lo nombremos como lo que es: periodista. Pero Marc Marginadas, cuando iba a hacer la cobertura en 2013 de la guerra en Siria, acabó siendo un personaje del que se informa. Pasó seis meses en cautiverio junto con otros reporteros y cooperantes de oenegés, donde la tortura del encierro era ensalzada con malos tratos físicos y psicológicos por parte de los yihadistas que les vigilaban, mientras los secuestrados imaginaban si aún tenían como posibilidad el futuro. Y, cuando el primero en salir fue el periodista barcelonés, quien tuvo la responsabilidad de informar del estado del resto de cautivos a los familiares, era impensable no catalogar el suceso como noticia. Tiempo después, algunos rehenes fueron liberados tras Marginedas, pero hubo otros que no salieron con vida. A ellos va dedicado 'Regreso a Raqqa', un documental en el que el reportero vuelve al lugar de su secuestro para relatar cómo vivieron el tiempo en que fueron privados de su libertad en Siria estos diecinueve hombres.
"Yo creo que los lugares no son buenos y malos per sé. La personas los hacemos", responde Marginedas cuando se le pregunta por su sensaciones al volver al lugar donde estuvo preso. Tanto él, como los otros secuestrados, fueron trasladados previamente a distintos sitios antes de ser congregados en una casa en Raqqa, con vistas al río Éufrates, donde convivieron en la tortura. La razón del secuestro de estas personas era su labor informativa y de ayuda humanitaria. Además, sus orígenes incrementaban o condicionaban sus posibilidades de seguir con vida, al igual que las vejaciones a las que se les sometía. En el caso de los españoles, como Javier Espinosa o Ricardo García Vilanova, sabían que el trato que recibirían no sería tan terrible como en el caso de los ingleses o estadounidenses debido a las posturas que sus países mantenían con respecto al Estado Islámico. Una prueba de este odio dirigido fue el asesinato de los periodistas James Foley y Steven Sotloff.
Resiliencia entre los escombros
Cuando Marginedas regresó para rodar en compañía de Albert Solé y Raúl Cuevas, directores del documental, el grado de destrucción de Siria era elevado. Sin embargo, aunque parecía que la guerra había acabado recientemente, Marginedas veía en la gente con la que habló en su retorno que primaba la resiliencia y la vida entre los escombros de los edificios destrozados por las bombas: "Me remito a esos niños bañándose en la fuente de una plaza donde el Estado Islámico cometía sus ejecuciones".
Gracias a este tipo de detalles y la determinación por contar lo que no se quiere ver, Albert Solé, codirector del documental y compañero de Marginedas, tuvo claro que tenían que seguir los periplos por los que el reportero y sus compañeros secuestrados pasaron. Al inicio les resultó complejo a Solé y a Raúl Cuevas acceder a los testimonios de ciertos ex rehenes y de sus familiares, pero finalmente otros sí quisieron relatar lo que vivieron durante su cautiverio. Y además de verse imágenes rodadas en Siria en el documental, se ve el trabajo de Marginedas durante sus años en Moscú.
"Yo no me fui a Rusia escapando de Oriente Próximo. Me fui sabiendo que me mantenía dentro del mismo ámbito informativo y pensando que buscaba respuestas", explica Marginedas sobre su vida profesional tras su retención en Siria. Para él, el secuestro no ha acabado "para nada", porque muchas de las razones detrás del mismo tienen que ver con las bases de la actual invasión de Rusia en Ucrania. Muchos de los patrones que se ven en el actual conflicto tienen precedentes en la guerra siria o la chechena.
Reportero y protagonista
Para Marc Marginedas, Javier Espinosa y Ricardo García Vilanova lo que vino después del secuestro fue muy complicado. La atención mediática recibida quitaba el foco a la guerra y comprometía al resto de compañeros que seguían cautivos. Los tres periodistas rompieron ese silencio un año después, cuando los hombres que quedaban en Siria habían sido liberados o ejecutados. Como reportero y protagonista, sin embargo, Marginedas considera que gracias al secuestro pudo entender mejor funcionamientos en la insurgencia que desde fuera solo podía intuir.
Cuando se le pregunta si el secuestro ha cambiado algo en su vida, Marginedas dice que no ha querido que sea el caso, pero que siente que le ha "empoderado a ser un mejor periodista". Y, ante la idea de que a los periodistas les gusta o buscan la muerte cuando buscan la verdad, contrapone: "Me encanta mi vida, me encanta hacer submarinismo, me encanta bailar, me encanta venir a Madrid". Pero no niega que, si las decisiones vitales le llevan a ese camino, "es lo que hay".
Fernanda Fernández
Redactora y productora en 'A vivir que son dos...