Así extorsionó un grupo de contrabandistas a una mujer tras secuestrar a su familia

Madrid

A finales del año pasado el hijo de una mujer nicaragüense tomó la decisión de intentar cruzar la frontera de Estados Unidos en busca, como muchos inmigrantes, de un futuro mejor que no le ofrece su país. Para eso, pagó a una organización que se dedica a facilitar este tránsito entre fronteras. Son los llamados "coyotes".

El hombre, su novia y el hijo de esta emprendieron un periplo que duró 53 días, en el que hicieron parada en tres puntos diferentes junto a un centenar de personas, y que se convirtió en una pesadilla cuando comprobaron que el objetivo de esa organización no era ayudarles a pasar la frontera sino secuestrarlos y exprimir a sus familias.

Fue entonces cuando comenzaron las llamadas a cualquier hora del día o de la noche a la madre de este chico, que vive en Madrid, en las que le exigían más y más dinero por su liberación. Llegó a pagar a los secuestradores hasta 19.000 euros que nunca fueron suficientes para la banda criminal. Le mandaron incluso vídeos en los que herían a sus familiares con una pistola táser.

Al final, la mujer, desesperada, acudió a denunciar la situación que estaba viviendo a la Guardia Civil, que empezó a colaborar con las autoridades mexicanas para liberar a su familia. algo que sucedió a principios de diciembre, cuando dejaron en un punto cercano a la frontera a estas tres personas, muy magulladas y afectadas psicológicamente, pero, por suerte, a salvo.

¿Quiénes son "los coyotes"?

"Los coyotes" son contrabandistas, personas que pasan de un lado a otro de la frontera y cuelan a inmigrantes a los que transportan por ejemplo, en camiones y en condiciones infrahumanas. Cada día atraviesan esa frontera 20.000 camiones. Los agentes fronterizos inspeccionan lo que pueden, pero no se puede desmontar cada vehículo sin provocar atascos y garantizar que el tráfico fluya. Algunos llegan a morir en ese trayecto.

La figura del contrabandista siempre ha existido; lo que sucede es que en los últimos 10 años esta actividad delictiva ha evolucionado de estar en manos de pequeños grupúsculos o de delincuentes que actúan más o menos en solitario, a ser un negocio que está en manos de los grandes cárteles. El mecanismo de antes era el siguiente: estos "coyotes" solitarios pagaban un canon a los cárteles que controlaban la frontera para atravesar su territorio y ellos seguían dedicados a lo suyo, al narcotráfico. Sin embargo, las tornas cambiaron y los narcos decidieron llevar ellos mismos también este negocio, pero extorsionando hasta límites despiadados a sus “clientes”.

Este negocio mueve millones de euros. El problema dio un paso más cuando hace unos años, las autoridades estadounidenses detectaron algunas de estas casas de los horrores, en las que mantenían secuestradas a decenas de víctimas, en el lado estadounidense de la frontera.

Mutilaciones como amenaza

El capitán Diego, jefe de la unidad operativa de la Guardia Civil de secuestros y extorsiones ha explicado este miércoles en La Ventana que las tarifas que solicitan estos contrabandistas no son estables y oscilan entre los 4.000 dólares para migrantes procedentes de América Latina, hasta los 20.000 para los que vienen de África, Europa del Este o Asia. El capitán comenta que los secuestrados están expuestos a una gran presión psicológica durante meses, e incluso con amenazas graves contra su vida que incluye el desmembramiento y la mutilación.

"Los especialistas en negociación de la Guardia Civil han sido formados para enfrentarse a estas situaciones", asegura. Cuenta que lo primero que hay que hacer es denunciar porque así se puede paliar el proceso del secuestro. Afirma que la Guardia Civil está capacitada para solucionar este tipo de situaciones.

En España también se producen este tipo de delitos, pero los balances de criminalidad son muy bajos. El año pasado se registraron 63 casos de secuestros y menos del 6% se pueden considerar secuestros extorsivos, según el capitán.