Belarra, con Putin

Barcelona

La ministra Ione Belarra está con Putin. Aunque ella quizá ni lo sabe. Porque en una guerra de invasión no es posible la neutralidad, la equidistancia, el pacifismo abstracto. Quien no apoya con todas sus fuerzas al invadido, al resistente, a la víctima; está, de hecho, favoreciendo al invasor, al agresor, al verdugo. Es, a granel, lo mismo que sucede en las violaciones: o defiendes a la violada, o validas el crimen del violador.

Belarra valida a Putin al negarse a la entrega de tanques Leopard españoles a los resistentes ucranianos, para que al menos no sean aplastados por la maquinaria de guerra más poderosa del continente. La coartada que utiliza es increíble. Dice que la paz “nacerá negociando y desescalando”. Algún día eso será verdad. Pero ahora es una sandez. Putin no dialoga, bombardea. No escucha ninguna de las invitaciones a desescalar, a negociar, al armisticio, que se le han hecho durante un año. ¿Cómo lo hará, si es el más fuerte y no se le mete mucha más presión? El falso argumento de Belarra es exactamente el mismo que utilizaban los “apaciguadores” frente a Hitler. Trabajaban, de hecho, a su favor, a veces sin saberlo, y por fortuna fueron desplazados.

La ministra no solo traiciona la política del Gobierno español al que pertenece, no solo traiciona a Europa, no solo traiciona a las democracias. Traiciona sobre todo a la juventud ucraniana que muere todos los días día defendiendo su tierra de las bombas lanzadas por el invasor. Es en efecto, una actitud despiadada. Una vergüenza sin límite.

Escucha todas las miradas de Xavier Vidal-Folch