Actuar ante el acoso machista en una discoteca: "Creo que pediría ayuda a mis amigas antes que al portero"
La ausencia de un protocolo común y la falta de información hace que las mujeres y también los locales de ocio actúen según creen más conveniente en casos de acoso o agresión sexual.
Actuar ante el acoso machista en una discoteca: "Creo que pediría ayuda a mis amigas antes que al portero"
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Madrid
"No sé lo que haría, seguramente avisaría a mis amigas". Rocío tiene 28 años, está tomando una copa de vino junto a otras tres amigas en un bar de la calle Ponzano, uno de los núcleos de fiesta de Madrid. En una tarde o una noche de fin de semana la zona está llena de grupos de gente joven. Esta chica y muchas otras cuentan que no tienen claro qué protocolo hay que seguir si sufrieran una agresión sexual como le ocurrió a la víctima de Dani Alves en la discoteca Sutton de Barcelona.
"Sé que en algunos sitios hay locales en los que existe un código para pedir ayuda al camarero", dice Marta en otra terraza de la zona. Se refiere a "pregunta por Ángela", que originalmente surgió en 2016 en Londres —Ask for Ángela—y que consiste en utilizar esa frase con cualquier empleado de la discoteca para, sin levantar sospechas y como si de un mensaje en clave se tratara, avisar al personal de que algo no va bien. Sin embargo no es un protocolo extendido en todos los locales o las ciudades. Otras mujeres aseguran que no acudirían al portero del local, "no me fiaría, creo que no me haría caso", explica Almudena.
En la capital, se han implantado planes preventivos a nivel general como el de 'Madrid libre de violencias machistas' y también a nivel regional, recientemente la Comunidad ha unificado la atención a las víctimas, por ejemplo, facilitándoles el acceso sanitario en cualquier hospital —antes solo se atendía en La Paz— en caso de haber sufrido una agresión y dándole la posibilidad de que incluso presenten una denuncia desde el centro médico, sin necesidad de acudir a la comisaría. Pero no hay directrices específicas sobre cómo actuar, así que el nivel de seguridad queda en manos de cada establecimiento. "Tiramos de sentido común", es lo que nos dice Víctor, jefe de seguridad del grupo Lalala, que gestiona varias discotecas y restaurantes en Madrid. El sentido común, explica, "es vigilar que todo esté en orden y garantizar la tranquilidad de la víctima". En el caso de las discotecas tienen incluso personal de seguridad en la zona de los baños, que son las zonas donde las mujeres pueden estar más desprotegidas.
El gerente del grupo asegura que echa de menos unas directrices más concretas por parte de la Comunidad de Madrid, pero que ante esa falta de concreción ellos decidieron no dejar nada al azar. "Hay cámaras en todos los locales para poder resolver no solo este tipo de delitos sino otros como los hurtos si nos llama la policía".
El portavoz de España de Noche —principal patronal del sector—, Vicente Pizcueta, afirma que son muchas las ciudades o municipios que han desarrollado planes de "concienciación para la opinión pública, en general, y para el personal de los locales de ocio, en particular", pero que son muy pocas las que han redactado un protocolo de actuación y formación como el de Barcelona o Pamplona. Algo que supone "un desequilibro" y al que quieren poner fin cuanto antes con un plan unificado en todo el territorio nacional y coordinado con el Ministerio de Igualdad. "Queremos sentirnos parte de los protocolos para que sean operativos", afirma Pizcueta.
En este sentido, desde España de Noche han desarrollado su propia "vía de autorregulación", que tendrá que ser consencuada y "validada por los técnicos del Ministerio porque cada territorio es diferente". Para el sector, "la lucha contra la violencia de género en los espacios de ocio es una prioridad". Aunque aún están en una "fase preliminar" han desgranado su plan en tres puntos en concreto. Primero el de la prevención "mediante mensajes disuasorios, cartelería informativa, mensajes en las pantallas de plasma y las RRSS de los locales, etc.". Segundo con "la capacidad de detección de los problemas de acoso, abuso o agresión que puedan producirse mediante la adecuada coordinación entre el personal de la sala" y a su vez la eficacia en la cadena de mando para que se comunique correctamente con las autoridades. En tercer lugar, mejorar "la capacidad de atención por parte del personal femenino especializado a cualquier mujer, mediante el sistema de escucha activa y empática" para información y acompañar.
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Sonia Palomino
Redactora en los servicios informativos del fin de semana. En la Cadena Ser desde el año 2011. Ha cubierto...