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Climabar: "Parece que es o Greta o petrolera, y hay un montón de puntos intermedios"

Carmen Huidobro y Belén Hinojar, activistas por el clima, en 'Buenismo Bien': "El miedo paraliza y la gente tiene que saber que hay soluciones. No todo es tan "fatality" como lo pintan"

Climabar, ecologismo generacional

Madrid

Carmen Huidobro y Belén Hinojar son las integrantes de Climabar, un perfil de Instagram en el que hablan de la crisis climática de una forma desenfadada pero comprometida, con ánimo de dar a conocer los datos y no de hacer cundir el pánico. "El miedo paraliza", aseguran en el último episodio de Buenismo Bien, en el que también hablan con Manuel Burque, Quique Peinado y Henar Álvarez de cómo centrarse solo en la acción individual es equivocar el tiro, de qué argumentos pueden usarse para convencer a los que niegan el cambio climático y también de esos líderes que no se enteran.

"Prefiero que votes a que recicles"

Quique Peinado y Manuel Burque les han hecho pronto una pregunta comprometida, la de si sirve para algo la acción individual. La respuesta de Climabar es clara: sí, pero con muchos matices. "Siempre decimos que se ha puesto demasiado peso en lo individual en los últimos años, como aquello de 'cuál es tu huella de carbono', cuando el concepto de huella de carbono se lo inventó una petrolera un poco para desviar la atención".

"La acción individual está bien, porque creas un efecto en cadena, contagias a los demás, tienes un comportamiento más ético y actúas de forma más alineada con lo que piensas", explican, "pero vamos, que preferimos que votes a que recicles". ¿Por qué? Porque "no puedes depender de la acción individual para solucionar la mayor crisis a la que se enfrenta la humanidad. O sea, no puedes olvidar que, pues las petroleras desde los años 70 ya sabían que la crisis climática se iba a producir porque no paraban de quemar petróleo, pero lo escondieron, lo taparon y siguieron".

Las petroleras no lloran, las petroleras facturan

Crisis climática, sin ansiedad

No resulta fácil hablar de una crisis tan grave sin generar un poco de miedo o "ansiedad climática", pero las dos integrantes de Climabar lo intentan. "A nosotras lo que nos consuela un montón es que hay soluciones, que ya están hechas y que lo único que hay que hacer con ellas es aplicarlas. No es tan fatality como lo pintan, que eso también vende mucho en las noticias", explican.

"No hace falta", ejemplifican, "inventarse una máquina que chupe CO2 de la atmósfera. Ya existe una cosa que se llama árbol. Está inventado, lo que hay que hacer es actuar". "El miedo paraliza", aseguran, y por eso intentan "comunicar sin dar miedo, porque queremos que la gente esté activa y que luche y que hable de ello y que se lo cuenta todo el mundo y que poco a poco se vaya contagiando". El objetivo es que esto no sea un tema "solo para esa burbuja verde que ya sabe lo que hay, sino que eso sea mainstream y todo mundo lo conozca antes, que no generemos miedo, sino esperanza y ganas de actuar".

En el principio fue la palabra | Ecoansiedad

El miedo es un problema, y también lo es la culpa. ¿Cómo se combate? Proponen un poco de relax. "¿Parece que tienes que hacerlo todo bien, no? Porque es como yo que sé, voy a dejar de comer carne y ya viene el pesado de turno a decirte algo, entonces parece que es o con todo o nada, o Greta o petrolera y hay un montón de puntos intermedios. No puede ser hacerlo perfecto todos los días, ni nadie te lo está pidiendo", defienden.

No es solo una cosa de izquierdas

Carmen Huidobro y Belén Hinojar lamentan que la conciencia climática parezca una cosa exclusiva de la izquierda. "Nos enfada que sea una cuestión tan política y tan ligada a la izquierda en la política, como si la gente de derechas no viviera en el mundo", explican. Para Climabar, el error está en que la crisis climática "se ha tratado siempre desde el ámbito ambiental, cuando también toca a la sociedad y a la economía".

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Por eso, proponen "que esto vaya solo de cuidar el planeta... no, habla de inversiones, habla de cuánto nos cuenta un fenómeno climático extremo, porque es una burrada, un montón de dinero". Son conscientes de que es difícil que las ideas calen, pero también señalan a los medios y a la manera en la que trasladan la información. "En las noticias hay un montón de cosas que están ligadas a la crisis climática y no se dice", aseguran. "No es normal que haya heladas, no es normal que haya una sequía no sé dónde, no es normal que haya gente que esté emigrando porque su país se está anegando por el mar... y no lo hilan todo con la crisis climática".

Insisten con la necesidad de trasladar la información para explicar cómo afecta en lo económico, "porque a la gente no hay nada que le joda más que la pasta". "Lo del precio de la luz", ponen como ejemplo, "si me relaciones que el gas es el que marca la factura, que si dejamos de quemar combustibles fósiles va a salir más barato... es el hilo conductor de todo".

El activismo y pegarse a los cuadros

Burque y Peinado les han preguntado también por las últimas acciones de activistas climáticos, que se han pegado a los marcos de algunos cuadros, han boicoteado Cortylandia o se han encaramado al atril del Congreso de los Diputados. ¿Es útil este tipo de activismo?

"Entendemos perfectamente a esa gente", reconocen, "porque entendemos que estás hasta el coño, sinceramente, que estás loca, que no te hacen caso, que tu trabajo no sirve de nada, y es que ya no saben qué hacer para que les hagan caso. No me extraña que se pongan a echar pintura a cuadros, que se pongan ahí y se encadenen árboles. O sea, es que al final es como 'necesito que me hagáis puto caso'".

"Ojalá la gente se enfadara igual con las petroleras que con estos activistas", plantean.

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