El cierre de las fábricas de mascarillas nos obligará a depender otra vez de China ante nuevas emergencias

Madrid

Una más y ya quedan pocas por caer. Inmasc, en Tudela, también cierra: "En el transporte tampoco se va a poder utilizar y ése es el motivo último, aunque ya lo llevábamos fraguando desde hace dos meses", Ruth Marco y su socio venden ahora el stock de mascarillas que les queda a precio de saldo e intentan recuperar algo de lo 250.000 euros que invirtieron. Máquinas que se han quedado sin función y sin posibilidad de reventa. Ahora nadie quiere una máquina de mascarillas. En su día se soñaba por ellas y algunas emprendedores tuvieron que abandonar su intención de sumarse a fabricar cubrebocas porque esa máquina no llegó a tiempo.

De las mascarillas a las orquestas

Casi todas las empresas que nos han abastecido de mascarillas surgieron de la nada, aunque la gran mayoría venían del sector de la cosmética y del sanitario. INMASC no, esta empresa viene de mucho más lejos: "Vamos a cambiar las mascarillas por un Scape Room, además tenemos todo tipo de maquinaria para montar un concierto, teatros infantiles e incluso bodas", enumera Ruth Marco.

No fue un gran negocio

"Hay gente que tiene músculo financiero y tiene capacidad de reconvertirse. Hay gente que directamente se ha arruinado porque ha invertido muchísimo dinero y no ha sido capaz de amortizarlo. Casi ninguno hemos sido capaces de amortizar las fábricas, pero hay gente que esto le ha arruinado la vida". Juan Francisco Sánchez, el presidente de la Asociación que Española de Fabricantes de Mascarillas, Batas y Epis, advierte de que la razón de estos cierres no es solo el final de la pandemia. El verdadero motivo, aseguran, viene del Oriente más lejano: "Quedarán seguramente menos de 10 fabricantes. Pero a la hora de la verdad las mascarillas llegarán en barco que viene de China y que no sabemos cómo se fabrican. Tendría que haber una reserva de capacidad de producción industrial en España para futuras pandemias".

La empresa de Juan Francisco Sánchez sin ir más lejos llegó a tener 200 trabajadores, el 90% con discapacidad. Ahora tiene solo 15. La diferencia de precio entre sus mascarillas y las que llegan de Asia es de menos de 1 céntimo... y ahí deja la reflexión.