El día en el que un guerrillero pidió ayuda por carta a Joaquín Sabina con una canción de amor y otras historias epistolares

Este domingo Joaquín Sabina cumple 74 años y aprovechando la efeméride -también que en unos días arranca gira- le hemos dedicado un especial repasando algunas de las cartas más importantes de su vida. Muchas están en el libro "A vuelta de correo. Sabina epistolar" publicado en 2007 con la editorial Visor.

Chus Visor, editor del libro, explica que no recuerda exactamente cómo nació la propuesta de este proyecto pero que Sabina tenía muchas ganas de recopilar cartas que conservaba en casa como un tesoro. Tardaron ocho años en terminar el libro, tiene 400 páginas con una selección de la correspondencia mantenida con más de 40 amigos: poetas, cantantes, escritores, periodistas, etc. El resultado es una versión reducida de todo lo que quería incluir el artista. Es un libro muy particular, incluye fotos, dibujos pero sobre todo versos en prosa y sonetos que intercambió por carta. Arranca con un texto, escrito el reverso de un sobre, que su padre le envió mientras hacía el servicio militar en Mallorca:

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Sabina, que llegó a casarse en esta época por interés para poder salir del cuartel cada noche, contestó, en otro sobre, también en verso. El músico heredó de su padre el talento con la pluma. Era inspector de policía pero escribía por afición. En el libro también hay cartas relacionadas con Rafael Alberti, César Vallejo, Luis Eduardo Aute, Rosa León o Labordeta. Ocupan un lugar destacado el grupo de amigos con los que comparte o compartían -porque algunos ya no están- veranos en Rota: Benjamín Prado, Ángel González, Caballero Bonald, Luis García Montero -estos dos últimos nos recitan textos compartidos con él-. Son versos de ida y vuelta. El artista tiene por costumbre retar a los amigos a escribir y enviar versos por carta.

El libro en general es un elogio a la amistad. El músico también recopiló escritos de libros, presentaciones, artículos relacionados con él como el escrito que le dedicó Chavela Vargas donde cuenta cómo se conocieron. Sabina sabe despedirse y discutir con estilo. En este sentido, destacan las cartas que intercambió con el músico argentino Fito Páez, su enemigo íntimo como dice él, que relatan un desencuentro que tuvieron en 1998 a raíz de la preparación de un disco y una posible gira conjunta que al final se frustró. El artista cerró el asunto con mucha elegancia tal y como leemos en las cartas compartidas.

Otras misivas curiosas están relacionadas con Carlos Baró, uno de los siete espías asesinados en Irak en 2003. Baró, militar de unidades especiales, escuchaba durante sus misiones a Joaquín Sabina. Meses después de su muerte el músico conoció su historia, a través del actor Jorge Sanz y le dedicó un texto que remitió a la familia por carta. Lleva de título el alias operativo de Baró: BARACOA.

Otra anécdota epistolar fantástica es la vinculada al subcomandante Marcos, guerrillero del Ejército Zapatista de Liberación Nacional para las comunidades indígenas y escritor. Sabina cuenta que alucinó cuando un extraño le entregó una carta del guerrillero en el ascensor de un hotel en México. El comandante, que relaciona el dolor de muelas con la búsqueda del amor, le pedía ayuda para hacer una canción con la que conquistar a una mujer. También adjuntaba una posible letra. Cuenta Sabina que se bloqueó y no contestó durante años. Finalmente lo hizo con unas "Décimas Zapatistas" y con una canción de autoría compartida llamada "Como un dolor de muelas".

También comentamos casos curiosos como el de la escritora Lucena Fernández que hace unos años escribió y envió 19 cartas al compositor para conseguir que el músico redactara el prólogo de uno de sus libros. Todavía sigue esperando, pero ha publicado un libro que combina las misivas con ficción llamado "19 cartas a Sabina y 500 páginas sin leer. Y una canción desangelada". La de vueltas que dan las cartas y las canciones de Joaquín Sabina. Con todo celebramos su aniversario.