Los terremotos son imprevisibles; la seguridad, no

Mientras la vida sigue, en Turquía y en Siria siguen trabajando contra el reloj para intentar rescatar todavía supervivientes de debajo de los escombros. A medida que pasan las horas se van perdiendo las esperanzas, pero hoy ya la tragedia ha adquirido una dimensión enorme. Son ya más de 15.000 los muertos entre los dos países, y la cifra va a aumentar sin ninguna duda. Por eso, cualquier imagen, cualquier sonido que haga pensar que hay vida debajo de los escombros es un rayo de luz en medio de tanta devastación.

Ayer, entre las muchas imágenes que pudimos ver, entre las muchas terribles imágenes que pudimos ver, había una de dos hermanos sepultados bajo montones de cascotes, solo asomaba la mitad de sus cuerpos, ella, la hermana mayor protegiendo con el único brazo que tenía liberado la cabecita de su hermano pequeño. Le protegía y le acariciaba, ella no debía tener más de cinco años, él no debía tener más de dos, los dos esperando, pacientemente, a ser rescatados. U otra, en la que se ve la carita de un niño, la única parte que no le cubren los escombros, y cómo bebe agua que le dan desde un pequeñito tapón de plástico. Y sobrecoge la falta de llanto, no lloran, no gritan. Es tremendo.

Cuentan los periodistas que están allí que es devastador escuchar el silencio y en medio del silencio los gritos de auxilio de alguien que permanece bajo los escombros, o los gritos de desesperación de las familias. La muerte recorre las calles de las ciudades afectadas por el brutal seísmo. Y en medio de tanto dolor, la evidencia de que ni en Turquía ni en Siria estaban preparados para un temblor como este, a pesar de los precedentes.

Y esto tiene responsables, los que forman los gobiernos, los que dirigen unos estados a los que no preocupa nada la seguridad de sus ciudadanos. En Turquía, muchos edificios se han venido abajo como si fueran de papel, como pasó en los terremotos anteriores. Y sí, se impusieron normas en su momento, pero luego se relajaron en medio de turbios episodios de corrupción y clientelismo. En Siria, bueno en Siria, ni se sabe. Allí bastante tienen en sobrevivir a una guerra y en sobrevivir a un régimen que hace ya tiempo que dejó de mirar hacia su gente.

Los terremotos son imprevisibles, la seguridad no. Y en Turquía y en Siria los que gobiernan deberán empezar a dar explicaciones, porque tras el dolor llega la ira.