"Yo era la 'grinch' de mi propia boda y ahora me caso": cuando pedir matrimonio se convierte en un espectáculo imprevisto
Todo vale a la hora de hincar rodilla: desde interrumpir una proyección de cine hasta subirse al escenario
Pedida de David y Elena, en el Teatro Calderón de Madrid
Madrid
Elena no tenía ninguna intención de casarse. Nunca había sido la ilusión de su vida. No como sus amigas que ya llevaban tiempo dando el sí quiero. Por eso, su chico David tenía muy claro que si quería dar el paso de pedírselo tendría que hacerlo a lo grande. Al menos para asegurarse que no salía corriendo. Y eso hizo. A pesar del mal trago de exponerse al público por su timidez. Justo el día en que se cumplía una década de su noviazgo fueron a ver el musical 'La historia interminable' en el Teatro Calderón de Madrid. David se había encargado de sacar las entradas y ahí comenzó a tomar forma su plan. Había decidido que le pediría en matrimonio encima del escenario. A ella, que odia tanto las bodas como ser el centro de atención. Y que ha llegado a suspender asignaturas con tal de no salir a la pizarra por la vergüenza. ¿Qué podía salir mal?
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No es raro que durante el espectáculo, el reloj inteligente de David le avisara todo el rato del riesgo cardiaco. Los nervios pasaban factura, pero claro, tenía que aguantar el chaparrón sin decirle nada a Elena, que ya andaba mosca por las veces que había preguntado con insistencia que cuánto le quedaba a la obra. Una impaciencia que iba en aumento.
Todos en el teatro estaban al tanto. Desde técnicos a actores. Cuando sonara la última canción, David saldría por la parte de atrás del escenario. Todo se precipitó y ocurrió incluso antes de que acabara la obra. Dio igual. "No disfruté nada el espectáculo, estaba atacado. Fui al baño varias veces, el reloj pitaba avisándome de alta frecuencia cardíaca. Creí que no iba a ser capaz", explica. Fue capaz y tuvo el valor de lanzarle a su chica y delante de todo el público su propia frase para la historia de la pareja: "Tengo una propuesta, ¿quieres que hagamos nuestra propia historia interminable?". "Me tiemblan hasta las pestañas", acertó a contestar Elena. "¡Ha dicho sí!", exclamó David en medio de los aplausos.
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Luego ya sentí una gran relajación, más porque me había dicho que sí. Pensé que delante de todo el teatro no me iba a decir que no", recuerda David. Elena no se lo esperaba. "Siempre ha sido el romántico de la pareja", afirma.
"He pasado de ser el 'grinch' de mi propia boda a estar emocionada. Ya tengo todo, alianza, vestido, el lugar de la celebración. Le digo a David que por mí, nos podemos casar mañana mismo". La pareja tendrá que esperar al 25 de agosto para darse el sí quiero. Esta vez será delante de amigos y familia en lugar de desconocidos.
Una pedida de cine con fuegos artificiales: "¿Cómo salgo de esta?"
La siguiente historia de pedida de matrimonio fue justo antes del confinamiento y en el cine. La película no podía ser más original por el momento: 'Hasta que la boda nos separe'. De nuevo, fue necesaria la complicidad de los técnicos. La idea era interrumpir la proyección e hincar rodilla en el escenario que tenía la sala. La cosa no empezó muy bien. "Me desconcertó que me dijera que no quería salir al cine, que no le apetecía. Tuve que insistir porque ya lo tenía planeado con el personal y le dije que luego la invitaba a un restaurante que le gusta mucho. Pensé: 'Ay, ¿cómo salgo de esta?'", cuenta Jorge.
Las dudas se sucedían y otro temor creciente era ver de qué manera iba a reaccionar el público presente: "Claro, ellos habían ido a ver una película y no quería que se molestaran. Pero sobre todo estaba muy nervioso de ver cómo iba a reaccionar ella".
"Me dijo que no hacía falta ser tan original"
La respuesta fue afirmativa, aunque la vergüenza también estuvo presente. "Me dijo que no hacía falta ser tan original", recuerda Jorge, que aunque feliz con el resultado quiere dejar algún mensaje para los que se lo estén pensando. "Todo esto está muy bien, pero es importante que si se plantean algo original también tengan presente cómo es la pareja. A unos les puede gustar y a otros no. No creo que sea para todo el mundo", aconseja.
En esta pedida hubo hasta fuegos artificiales. Eso sí, proyectados en la pantalla para celebrar el sí quiero. Los presentes estaban encantados y la reacción fue muy positiva a pesar del corte de la proyección. La fecha de la boda se acerca y hay mucho que negociar con el restaurante. "Los precios han subido muchísimo ahora. A ver si podemos llegar a algún acuerdo". El amor, que en estos tiempos inciertos, también se enfrenta al IPC.
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Maika Ávila
Periodista y autora de 'Conciliaqué. Del engaño...