Cohabitar en coalición es muy difícil
Pero si cada uno estira demasiado la cuerda hacia él mismo, no gana el otro, sino el rival, o quizá el enemigo. ¿Se dan cuenta de ello?
Cohabitar en coalición es muy difícil
01:43
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/1676573443307/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
Barcelona
Gobernar en coalición es muy difícil. Hay que pactar cada día. Pero gobernar en coalición en el último año de legislatura es un milagro. Porque coincide con elecciones, y las elecciones exigen que cada uno marque su propio terreno. Frente a los demás. Y pues, que subraye las diferencias, antes que las coincidencias.
Este es el caso del gobierno español, ahora mismo. Su viabilidad y su atractivo de futuro dependen de dos condiciones. Una, la cintura del socio mayor, algo que en general cuesta porque el mayor es el mayor. Y dos, la prudencia del socio menor, algo que todavía cuesta más, porque carece de ella, pues ser prudente es trasunto de ser responsable, y el minoritario casi nunca considera que su primer deber sea remar a favor de la responsabilidad: sino de su propia supervivencia. Sobre todo si es flojito y se siente amenazado.
Pero entonces, si cualquiera de los dos desborda demasiado su papel, y exagera su voluntad de presentar perfil propio ante las urnas, el objetivo común se debilita. Está pasando con las cosas del género (el sí es sí, la ley trans); con las de la vivienda (que si el tope de precios, que si no), con los precios de la alimentación. Todo en asuntos sustantivos, esenciales.
Pero si cada uno estira demasiado la cuerda hacia él mismo, no gana el otro, sino el rival, o quizá el enemigo. ¿Se dan cuenta de ello?
Xavier Vidal-Folch
Periodista de 'EL PAÍS' donde firma columnas y colaborador habitual de la Cadena SER, donde publica...