El derecho al aborto no debería servir para hacer política partidista

Madrid

El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, intenta navegar por las muy turbulentas aguas de su partido en materia de la ley del aborto. Se le ocurrió a Feijóo apoyar la ley de plazos que el PP recurrió hace 13 años y que va a recibir el aval del Tribunal Constitucional. Se desató ahí la tormenta en su partido, con los sectores más ultramontanos -con la Iglesia de su parte- criticando este respaldo. Intentó modular Feijóo el discurso evitando hablar del aborto como un derecho. Recuerden que Borja Sémper dijo que el presidente de su partido nunca había dicho que el aborto era un derecho, y recuerden también como la fonoteca es implacable y encontramos a un Feijóo diciendo que el aborto es un derecho.

Así que llegados a este punto, Alberto Núñez Feijóo tuvo que afanarse en buscar la fórmula para no desautorizarse a sí mismo pero a la vez que sirviera para calmar los ánimos de los más soliviantados. Y después de dar largas a la prensa con la respuesta a la pregunta concreta de si considera que el aborto es un derecho o no, por fin ayer parece que encontró la fórmula: "El aborto no es un derecho fundamental porque no está recogido así en la convención de Derechos Humanos, pero se puede producir siempre de forma estricta dentro de los términos de la ley". O sea, que el aborto es un derecho pero no fundamental, dice Feijóo en un intento de calmar los ánimos, al tiempo que se resiste a cambiar el texto de la ponencia del partido sobre esta materia que dice claramente que el aborto no es un derecho, ni fundamental ni no fundamental.

Qué incómodo es este tema para el líder del Parido Popular, que sigue enredado en una cuestión para la que, afortunadamente, hay un consenso democrático desde hace décadas. Claro que el aborto es un derecho de la mujer: el derecho que tenemos sobre nuestro cuerpo, sobre nuestra maternidad, sobre nuestras decisiones... Y este derecho no debería servir para hacer política partidista. Teme Feijóo la reacción del ala más dura de su partido y teme también la fuga de votos hacia una ultraderecha que no le pasa como a él, Una ultraderecha sin complejos y que en esta materia lo tiene más que claro.

Así que intenta navegar entre dos aguas porque no quiere regalar los votos de los antiabortistas que, hasta la aparición de Vox, encontraban cobijo en el Partido Popular. No creo que el líder del PP haya conseguido zanjar la polémica dentro de su partido.