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Berlinale 2023 | 'Disco Boy', un fallido intento de mostrar la colonización francesa

Franz Rogowski protagoniza esta coproducción francesa e italiana sobre un inmigrante bielorruso que se enrola en la Legión Francesa

Berlin (Germany), 19/02/2023.- German actor Franz Rogowski arrives for the premiere of the movie 'ÄòDisco Boy'Äô during the 73rd Berlin International Film Festival 'Berlinale' in Berlin, Germany, 19 February 2023. The in-person event runs from 16 to 26 February 2023. (Cine, Alemania) EFE/EPA/CLEMENS BILAN / CLEMENS BILAN (EFE)

Berlín

El summum de eso llamado francesidad estaba en los años 70 cuando las heridas de la descolonización empezaron a doler en la vieja Europa, en el ejército francés. Lo decía Roland Barthes, gran investigador de los signos y de sus significados y representaciones. Analizaba una portada de la revista Paris Match donde la foto estaba dedicada a un jovencísimo soldado negro con el traje del ejército galo. Un mensaje contundente sobre quién puede ser francés, quien sirva a la patria. Ese mensaje sigue exactamente después incluso en estos momentos de revisión interna y externa, colectiva e individual.

Es el alegato que plantea Disco Boy, película del italiano Giacomo Abbruzzese, que es una coproducción entre Francia e Italia, y que compite por el Oso de Oro. Una historia de identidad, de pertenencia de sacrificios y de masculinidades en torno a un inmigrante bielorruso que cruza de manera ilegal varios países de la Unión Europea hasta llegar a la Francia prometida. “Fuimos porque estábamos cansados de la precariedad y la vida que teníamos, fue una mala idea, nos equivocamos”, dice al final de este periplo el personaje.

Franz Rogowski, uno de los mejores actores europeos de su generación, es el protagonista que decide, tras un drama inicial, enrolarse en la Legión Francesa. Los inmigrantes que lo consigan, tendrán, después de cinco años la ansiada nacionalidad gala y los privilegios que eso conlleva. Cinco años de sacrificio físico y mental para lograr una ficción, como nos decía Paul B Preciado, es decir, un pasaporte.

El director italiano tiene buenas ideas para contar el sufrimiento de este viaje. Para empezar, comienza retratando la propia violencia intrínseca a la institución militar, la exigencia física como meritocracia extrema, algo en lo que se adentró, y mejor, la cineasta Claire Denis en Beau travail. Los cuerpos de los soldados casi en competición preparándose para la lucha armada. Nada más masculino, volvemos a Preciado, que la violencia o la obligatoriedad de ejercerla.

Sin embargo, apuesta por lo onírico, a través de visiones que este soldado tiene a lo largo de sus misiones, sobre todo, una misión en África, en Nigeria, donde el queda claro que los franceses solo salvan a los franceses y que él, a pesar de su piel blanca y de estar a las puertas de ser galo, está más cerca los nigerianos que de sus futuros compatriotas. Los traumas sobre la muerte, la culpa y la conexión con quienes sufren el drama de la inmigración los convierte el director, de una manera un tanto dislocada, en imágenes oníricas y en momentos discotequeros, de ahí el título del filme, hasta un baile final en una discoteca nada aprovechado con Rogoswki, que por cierto empezó en esto del espectáculo precisamente como bailarín.

La banda sonora tecno y las imágenes de los paisajes y los cuerpos de los colonizados tienen buena intención pero contribuyen a ese mito de la orientalización, que el director no logra romper en su representación. Sin embargo, queda claro el mensaje, el colonialismo sigue existiendo, en París, en la Legión, en una sala de baile, en el trato a los migrantes y en la explotación de los recuerdos de los países africanos.

Pepa Blanes

Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada...