Berlinale 2023 | 'Passages' el triángulo amoroso y tóxico de las relaciones post pandemia
El director Ira Sach firma una divertida descomposición de las relaciones de pareja con un brillantísimo Franz Rogowski
Berlin
El norteamericana Ira Sachs es uno de esos cineastas que levantó su carrera gracias a los festivales internacionales. En Sundance ganó con Forty Shades of Blue el Gran Premio del Jurado y volvió con Keep the Lights On, su película más autobiográfica. Allí presentó Passages, otra historia sobre relaciones que, tras su premiere en esta edición del certamen, ya ha logrado distribución, Mubi se encargará de ella en Reino Unido y Latinoamérica y que ha tenido su premiere europea en Berlín.
Como en todo su cine, Sachs se dispone a analizar con sentido del humor y con una mirada humanista las relaciones de pareja y la amistad. Hemo visto la relación de dos niños en Verano en Brooklyn, la de dos amantes a los que les cuesta entablar una relación en Nueva York en Keep the Lights On, a una pareja homosexual que tras 40 años juntos se enfrentan a nuevos problemas de convivencia en El amor es extraño y ahora nos adentra en las dinámicas de una relación a tres.
Franz Rogowski, que vuelve a demostrar que es uno de los mejores actores del momento y con un carisma brutal para interpretar a una canalla, es Tomas, un director ególatra, casado con un artista, Ben Whisaw (básicamente como el propio Ira Sachs), obsesionado con su trabajo y en plena crisis de pareja. En la fiesta de fin de rodaje se lía con una joven francesa, Adèle Exarchopoulos y comienza una extraña relación por primera vez con una mujer, sin olvidar a su marido.
Ira Sachs cambia las calles de Nueva York, una ciudad fría y con unos ritmos concretos, por un París más cálido y cercano. Hasta en la fotografía y los planos hay un cambio a esa estética del cine francés y europeo. Dice el director que la historia surgió durante la pandemia, cuando comenzó a plantearse nuevas reflexiones sobre las dinámicas de pareja, el amor y el deseo. En realidad, Passages es el retrato de tres narcisistas sobreviviendo al amor o a lo que creen que es el amor. La necesidad de tener una pareja, de formar una familia a toda cosa, de adaptarse a las necesidades del otro, de sucumbir a la lujuria o al deseo, de buscar cosas nuevas o volver a lo conocido son temas que aborda la película que nunca se toma excesivamente en serio. El cine del director americano es siempre sutil y parece no abarcar grandes narrativas, pero siempre acaba diciendo mucho en sus diálogos y con sus personajes. Aquí nos adentra en lo perverso, pero desde lo cotidiano.
Lo bueno de Passage es que la reflexión siempre va acompañada del humor, de la sátira de esos personajes, ligados al mundo del espectáculo y, por tanto, indisolubles de su ego. Eso sí, en esta película hay quizá una mirada más oscura y dura a esas personas tóxicas, como el personaje de Rogowski, divertido y encantador, pero manipulador y tóxico, capaz de ejercer dolor a sus seres queridos solo por satisfacer sus deseos instantáneos. Probablemente estemos ante el reverso masculino de Lydia Tár, la protagonista del filme de Todd Field, esa directora de orquesta que cree que puede ejercer el mismo control que ejerce en su trabajo en sus relaciones.
Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...