Adiós, muchachos
Es la denuncia de la gran traición de Daniel Ortega al sandinismo. Por cierto, Ortega apoya a Putin
Adiós, muchachos
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Madrid
Hace ya casi un cuarto de siglo que Sergio Ramírez, escritor nicaragüense y vicepresidente de aquel gobierno, que derrocó a Anastasio Somoza, una de las dictaduras más crueles de América Latina, escribió 'Adiós, muchachos', una memoria de la revolución sandinista, que dedicó a la guerrillera Dora María Tellez. Allí se adivinaban ya algunas de las costuras que han reventado ahora burocracia, corrupción, caudillismo, satrapía. La semana pasada más de 300 opositores políticos de Daniel Ortega, la mayor parte de ellos, trozos de aquella revolución, han sido privados de su nacionalidad y les han confiscado sus bienes por traición a la patria.
Las memorias de Sergio Ramírez eran las de una utopía que se extendió mucho más allá de las fronteras nicaragüenses y las de una generación que consiguió llevar la democracia al pequeño país centroamericano. La última revolución. Hoy sabemos tristemente que solo fue el derrocamiento de un poder y su reemplazo por otro. Ahora un Sergio Ramírez, ya octogenario, exiliado en España y que debería actualizar sin falta estas memorias, ha declarado que quien sube al poder por las armas termina siendo un tirano. Es la denuncia de la gran traición de Daniel Ortega al sandinismo. Por cierto, Ortega apoya a Putin.
Joaquín Estefanía
Es periodista, exdirector del periódico 'EL PAÍS' donde sigue firmando columnas. También colabora en...