El directo de Àngels Barceló en un tren con destino Kiev: "La vida tiene que continuar, también como forma de resistencia a la invasión"
Ucrania
El tren se ha convertido en este último año en Ucrania en el eje vertebrador que une de punta a punta un país arrasado por la guerra. Esos vagones y las estaciones a las que han ido a parar han sido testigos desde el pasado febrero de 2022 de muchos momentos, la mayoría dolorosos. Despedidas sin saber hasta cuándo, lágrimas de impotencia, miedo por lo que vendrá y también han servido de transportín para acercar a aquellos ucranianos que no han podido abandonar su tierra al epicentro del conflicto, directos al frente, a aquellas zonas atacadas por el horror ruso.
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En uno de estos vagones, cuando casi se cumple el aniversario del inicio de esta guerra, está la directora de Hoy por Hoy, Àngels Barceló, y parte del equipo de la SER para emitir desde el terreno una programación especial en la que recorrerán aquellos lugares que fueron protagonistas hace un año de historias que sobrecogieron al mundo. Es un tren con un destino final, Kiev. Antes han estado en otros puntos clave. "Hace cuatro horas que hemos abandonado el Lviv, la ciudad ucraniana más cercana a la frontera con Polonia. El tren se ha convertido en el medio de transporte, desde que comenzó la guerra, que separa y une vidas, que transporta tropas" y también lleva a mandatarios internacionales, a los visitantes y ahora a los medios de comunicación, explica Barceló.
Estaciones que han sido protagonistas de "despedidas amargas de mujeres y niños" subiéndose a esos vagones sin saber qué sería de ellos, de los suyos y de su país. Desde el inicio de esta programación, se han recopilado los testimonios de ucranianos que tuvieron que huir del país, como es el caso de Olena, que contaba en Hoy por Hoy el sentimiento de culpa que la atormenta por dejar a su marido y familia allí para proteger a sus hijos al venirse con ellos a España. También hay historias de aquellas personas que se han convertido en "desplazados dentro de su propio país", como Oleksander Pronkevich, catedrático de Literatura española y presidente de la Asociación de Hispanistas de Ucrania, o el también docente Bohdan Chuma.
Todos ellos tienen "la sensación de estar viviendo una vida que no parece la suya, una especie de realidad paralela". A Olena le preocupa el futuro de sus hijos, no darle la vida que tenía prevista para ellos en Ucrania. Los que se han quedado allí, muchos, mantienen que "la vida tiene que continuar, también como forma de resistencia a la invasión", aunque, eso sí, les "preocupa que cada vez más ucranianos no quieren ver la guerra", prefieren no ser conscientes de la realidad. Estas son algunas de las historias que, como recuerda Àngels Barceló, son la muestra viviente de que ya ha pasado "un año de guerra, un año de dolor".