'Las brujas de Mayfair', la serie que cambia el retrato patriarcal de las brujas

Madrid

La bruja ha sido y es uno de los personajes más recurrentes de los cuentos de hadas, gracias a los Hermanos Grimm, que fueron de los primeros en ubicarlos en sus relatos, aunque ya antes estaban en la mitología griega. El cine y la televisión beben de esa narrativa de los cuentos y han hecho suyos esos prototipos de personajes femeninos que acabaron con el tiempo convirtiéndose en un estereotipo con connotaciones machistas. Quizá por eso sea relevante la propuesta de una serie que acaba de llegar al canal AMC, Las brujas de Mayfair, que adapta una novela de Anne Rice pero con una perspectiva moderna y feminista. “Aquí no hay calderos, ni escobas, sino medicinas”, nos dice Esta Spalding, creadora de la serie, en una entrevista en la Cadena SER.

No es la primera adaptación de este canal del universo de la autora. Hace unas semanas se estrenaba una versión queer y racializada de Entrevista con el vampiro, dando una mirada nueva a la mítica película de Neil Jordan con Tom Cruise y Brad Pitt. 30 millones han costado los derechos de las 18 novelas de la autora. Una compra que tiene el objetivo de crear un universo visual de esta literatura, después de que la apuesta fuerte de AMC se haya acabado, nos referimos a The Walking dead.

“Lo que más me atrajo del libro fue la historia que ocurre en Europa, esa historia de las mujeres curanderas y de las comadronas”, dice la showrunner de la serie. Ese modelo de mujer cuidadora, que juega entre la ciencia y lo sobrenatural oscila en todo el relato, y es el elemento que conecta con el personaje principal y contemporáneo. “En el fondo, esta neurocirujana una sanadora contemporánea, una curandera de hoy”, añade. “Me atraía mucho la idea de que a las curanderas las llamaran brujas y de que, a lo largo de la historia, hayan sido perseguidas por su capacidad de curación en Europa. Hubo cientos de miles de mujeres ejecutadas que eran comadronas y curanderas y en la historia de Anne Rice está la génesis de la historia de estas brujas”.

Alessandra Dadario es una médico que se debate en si es buena en su trabajo o si tiene impulsos poderosos y destructivos, al tiempo que va descubriendo sus orígenes, conectados con otra historia que tiene lugar en el pasado, la de una comadrona perseguida, Suzanne, que es acusada de brujería y tiene que encontrar la manera de huir y de ejercer su propio poder. "Esas dos historias hicieron que quisiera adentrarme en este proyecto”.

Las brujas de Mayfair funciona por su apuesta moderna, entretenida y con cierto compromiso político. Además, la serie tiene algo que últimamente está funcionando en las series televisivas, una mezcla de géneros que hace difícil encasillar a la ficción y favorece que vaya a un público más amplio. “Es una responsabilidad enorme. Hay muchos fans a los que les encanta este material literaria y lo abordamos precisamente pensando que éramos fans y que en el tiempo limitado de los ocho episodios teníamos que incluir toda la riqueza de este libro contando una historia muy avanzada de este personaje”, habla la autora de lo complicado que es ser fiel a la idea imaginaria de las lectores y lectores.

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La serie, que ha sido renovada para una segunda temporada, cuenta la historia de Rowan, una neurocirujana que descubre que tiene poderes. Eso hace que busque sus orígenes y de dónde surge esta habilidad. Hija adoptiva, busca a sus parientes biológicos que estaban, nada menos, que en una familia de brujas de la ciudad de Nueva Orleans. La ciudad del carnaval, del jazz y de la diferencia tiene un peso importantísimo en la trama y en la producción. “Intentamos utilizar la arquitectura, los barrios, y hasta la naturaleza y buscamos contratar a tantas personas como pudimos que fueran nativas de Nueva Orleans”, nos explica.

“Es una relación total, completamente simbiótica, porque la ciudad es muy importante para esta historia. Da el ambiente de la historia. Ese toque gótico sureño. Se nota el estilo de Nueva Orleans, y el color también, su vegetación y la música de Nueva Orleans, que ya estaban en ese libro. Pero al mismo tiempo, Anne Rice ha ayudado mucho a definir esa ciudad. Así que la ciudad se ha convertido en una especie de sentimiento mágico para la serie”, añade sobre el diseño de producción de esta ficción.

La protagonista vive su propio empoderamiento. Fue educada en la meritocracia del sueño americano. En la idea e ser una buena chica, con todo el componente machista y patriarcal que eso conlleva. Acercarse a las brujas y a su legado, hace que esta mujer moderna, lo sea de verdad. Es decir, que sea consciente de su poder, de su deseo y de su voluntad. Vamos, que se haga feminista. Pero además, hay también un retrato de la ciencia y de cómo ejercerla. “Tuvimos consultores científicos, porque el personaje es médico y necesitábamos que todos los medicamentos y materiales que aparecen fueran correctos. Pero también tuvimos consultores que nos explicaban cosas sobre pociones naturales, ya que en la serie conviven ambos mundos”.

Alexandra Daddario, a la que hemos visto y disfrutado en otra serie reciente, The White Lotus, interpreta a esta heredera de las Mayfair. “Es extraordinaria. Está siempre lista para cualquier cosa, como la escena del segundo episodio en la que está enterrando a los pájaros en la playa. Es muy complicado, todo lo que ha tenido que pasar para llegar a ese momento. Y Alex está en cada momento tan presente como actriz y tan dispuesta a ser abierta y vulnerable, a estar, enfadada, molesta, perdida. Fue un regalo extraordinario tenerla como intérprete. Y aportó esta ética de trabajo, que consiste en trabajo duro y alegría”.

De la primera bruja que vimos en pantalla, la de la Blancanieves muda de 1916, hasta esta bruja que interpreta Alexandra Daddario ha pasado mucho. Entre todas las brujas sí hay un hilo conductor, todas son mujeres que hacen cosas, que no son pasivas. De hecho, la propia novela de Rice se basa en metáforas ya analogías de aquellas fueras oscuras que emergen con fuerza cuando las mujeres toman el mando.