Miguel Ríos: "En el escenario es donde más he sudado, en la cama se ha hecho lo que se ha podido"
Aimar Bretos entrevista al artista granadino antes de arrancar su gira por el 40 aniversario de Rock And Ríos
Madrid
La gente normal celebramos un cumpleaños, un contrato o un embarazo, pero hay gente que juega en otra liga y celebran los años que cumplen sus obras maestras. Y Miguel Ríos está de fiesta, celebrando el 40 aniversario de Rock And Ríos, uno de los discos fundamentales del rock español.
Si esos dos conciertos en el antiguo Palacio de los Deportes de Madrid, en el año 82, fueron inolvidables es "porque estábamos en busca de la utopía". Dice el cantante que "era un momento en que el país estaba intentando olvidarse del dictador, veníamos de un golpe de Estado y de pronto te das cuenta de que es el país el que quiere salir a la calle buscando una utopía. La suerte que yo tuve es que coincidiera en ese momento y en que mi música fuera la banda sonora del momento".
Miguel Ríos
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Rock and Ríos fue una aventura un poco loca. "Empieza porque cuento con una banda brutal, teníamos ya material de mi cosecha, que era muy potente, teníamos canciones nuevas suficientes y yo tenía la voluntad de hacer un homenaje a las bandas urbanas como Topo, Leño o Tequila". Ríos no escatima a la hora de elogiar a los músicos con los que ha tocado. "La creación se completaba con ellos. Compartía con los músicos el hecho creativo, yo no sabía hacerlo todo. Estaba muy necesitado de ellos. Lo sabían. Intentaba que estuvieran contento con todo. Les daba siempre el crédito. Siempre me parecía que el agrandar el nombre de los que me acompañaban me agrandaba a mí, he sido muy deudor de los músicos. Y entonces siempre he encontrado gente que ha querido tocar conmigo", dice.
"El hecho de compartir con ellos el protagonismo de la creación, lo que te hacía era poder descansar en ellos tus carencias. Yo soy un músico instrumentalmente corto, pero sí tenía ideas que ellos no tenían. Siempre ha habido una forma de compartir el momento de gloria, que es cuando estás encima del escenario, hacer partícipe a todos ellos". ¿Cómo eran las giras? "Las nuestras nunca han sido tan salvajes como se ha leído luego en las biografías de los demás. Siempre me han puesto los dientes largos porque yo creía que era transgresor. Por fumarme unos canutos me metieron un mesecito en el hospital de Carabanchel en el año 72. No se andaban con hostias". Al abrir este tema, salta la pregunta sobre la legalización de las drogas. "Lo que hace la ilegalización de las drogas es más millonarios, como las guerras y las armas".
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Y una vez abierto el melón, Ríos reconoce que nunca llegaba a perder el control del todo porque prefería cuidarse antes de una actuación. "Tenía una tabla de salvación alucinante: la garganta. Todo el mundo estaba poniéndose y yo estaba haciendo escalas. Yo esperé a metérmelo después y quedé de puta madre, era el único que tenía la voz entera. Ni siquiera los cantantes más poderosos pueden drogarse durante un tiempo sostenido con drogas que vayan en contra de la mecánica de la garganta". Es en ese momento de la entrevista cuando se ve al cantante más autoexigente. "Yo tenía una salvación que era un repertorio exigente, y eso me obligaba a cuidarme".
Y, de nuevo, el precio del paso del tiempo: "Yo sudaba todos los días haciendo deporte. Ahora me doy cuenta de que la vejez consiste en que no puedes llegar a sudar, no puedes desarrollar calorías suficientes para sudar. Yo me pegaba unas sudadas...". ¿Dónde ha sudado más Miguel Ríos, corriendo o en la cama? Responde que en el escenario. "En la cama se ha hecho lo que se ha podido". No suda tanto ya, pero confiesa que su máxima prioridad, a día de hoy, sigue siendo darlo todo sobre el escenario. "Me sigue pasando como primera prioridad: yo no quiero que salga nadie desilusionado de un concierto. Me moriría de vergüenza".
¿Revisa Miguel Ríos los videos de sus propios conciertos? Responde que no. "Soy poco devoto de mí mismo. No me gusta verme realmente porque me imagino otra cosa. Creo que sigo en activo porque nunca he sabido empatarme con mi imaginación". Y en ese sentido reconoce que la edad no ayuda. Tiene 78. "En los últimos tiempos en que ya la cara se te descuelga y te das cuenta de que el óxido está haciendo su faena imparable y necesaria porque ser inmortal sería una putada en este mundo".
Cuando Miguel Ríos mira atrás no ve "carencias", cosas que no haya podido hacer. "Yo no siento carencias que me provoquen algún tipo de malestar o inquietud, porque todo lo que he intentado lo he hecho. No he querido soñar nunca demasiado, he sido muy realista. Para mí lo importante de la memoria no está en la nostalgia, sino en los datos que me da, de cómo que viví, de por qué soy como soy ahora. Yo soy ahora porque fui aquello". ¿Y qué fue? Pues, en muchos sentidos, un rompehielos del rock en España. Aunque él lo rebaja y asegura que uno siempre intenta hacer lo que han hecho otros antes. "Todo el ser humano ha crecido copiando. Yo cuando conocí a Elvis Presley lo que más me provocó fue imitarlo. No sabía lo que decía, pero lo entendí. Lo primero que se me ocurrió fue intentar el tupé. Me quedó fatal porque tenía el pelo rizado. No teníamos gomina entonces, lo hacíamos con jabón".
Víctor M. Olazábal
Subdirector de Hora 25. Antes fue corresponsal en India para diversos medios españoles. Especializado...