El debate legal que puede cambiar internet para siempre: ¿qué será de las grandes tecnológicas?
La Corte Suprema de Estados Unidos estudia si retirar el blindaje legal a las redes sociales a raíz de la denuncia de la familia de una víctima de los atentados de París
El debate que puede cambiar internet para siempre
Madrid
Internet y las grandes tecnológicas atraviesan todo en nuestras vidas. Pero hoy se enfrentan a cambios regulatorios y al reto de la inflación, a la salida de la pandemia y las polémicas que han golpeado su reputación en los últimos años. Han sido clave en la expansión de conocimientos útiles y de noticias falsas, de riqueza y de asaltos golpistas. Ahora, los atentados de París de 2015 podrían ser el punto de arranque del mayor cambio en la historia de Internet tal y como lo conocemos.
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La Corte Suprema de Estados Unidos estudia estos días la demanda de la familia de Nohemí González, una chica asesinada por los yihadistas en noviembre de 2015 junto a otras 129 personas. Su familia denunció un años después a Twitter, Facebook y Google, a las que acusa de emplear sus algoritmos para extender material violento que sirvió para radicalizar a los terroristas.
La ley estadounidense protege a las tecnológicas de cualquier responsabilidad por el contenido. De ahí que los magistrados, en su debate en la sala, hayan llegado a compararlo a hablar por teléfono. Al hacerlo, la compañía telefónica no es responsable del mensaje que transmitimos. ¿Pero qué pasa cuando el algoritmo premia ciertos contenidos y margina otros?, ¿cuando distribuye noticas falsas por su rentabilidad en interacciones o distribuye a la masa vídeos violentos? El alto tribunal debate si acabar con el blindaje de las redes: la sección 230.
"Es una sección de la Ley de Decencia de las Comunicaciones de Estados Unidos de 1996 y establece que las redes sociales no tienen responsabilidad sobre los contenidos de sus usuarios", explica Borja Adsuara, abogado, profesor y experto en derecho digital. La norma permitió el desarrollo sin responsabilidades de las grandes compañías, pero la aparición de las redes sociales las ha dotado, de algún modo, de poder editorial. Pueden decidir qué contenido triunfa y cuál no.
"Han desarrollado algoritmos tanto de recomendación de contenidos como de moderación de contenidos. Y esta es la razón por la que algunos usuarios les han acusado de promover unos contenidos." Para Adsuara, lo más probable es que la resolución judicial, que se espera para junio, con el fin de curso de los magistrados, deje la pelota en el tejado de los legisladores.
"Lo más razonable es que las plataformas sean responsables de retirar los contenidos ilegales cuando tengan conocimiento de ello, pero no se les puede exigir que revisen todos los contenidos que sus usuarios suben cada segundo."
Despidos y cambio en el mercado: ¿influencia o masa?
En España, Twitter ha despedido al 83% de su plantilla. La sobrecontratación que las grandes compañías afrontaron durante la pandemia sufre ahora un estricto ajusto. Sin embargo, los expertos creen que ni el ajuste ha terminado ni la pandemia lo explica todo.
"Mi plataforma la utilizan miles de millones de usuarios, vale. ¿Pero cuál es el retorno? ¿Dónde está el dinero dentro de tu modelo de negocio, dentro de tu propuesta de valor? ¿Este básicamente ha sido el problema de Twitter todos estos años?" y de ahí la agresiva política de Elon Musk, explica Carlos Iglesias, consultor especializado en negocios digitales y CEO de RunRoom.
Los inversores, cree Iglesias, ya no buscan tanto startups que alcanzan a un inmenso número de personas, sino que empiezan a fijar su mirada en las que tienen un modelo de negocio más claro y fiable. Ya no importa tanto acumular millones de usuarios, sino rentabilizar el modelo y tener verdadera influencia sobre tus usuarios, más allá de entretenerles.
"Los usuarios nos damos cuenta de que somos básicamente materia prima que las empresas consumen, que nos parten en pedacitos para vendernos a sus anunciantes", indica Enrique Dans, profesor de Innovación y tecnología en el IES Business School. La publicidad online, agresiva e invasiva, ha visto estallar su burbuja. Por eso Dans augura nuevos modelos que no se basen en robar nuestros datos y emplearlos contra nosotros.
"Las compañías, que al principio empiezan queriendo ser lo más útil para el usuario posible, porque si no, además, no son adoptadas, a partir de ahí lo que van haciendo es (mirar) cada vez más sus beneficios y menos el bien del usuario", explica Dans sobre estos modelos abusivos.
Los escándalos que han relacionado Twitter con los asaltos en Estados Unidos y Brasil de los simpatizantes ultras de Trump y Bolsonaro; la experiencia en Facebook del robo de datos para lanzar una campaña en favor de Brexit y la proliferación de noticias falsas han hecho caer la credibilidad de internet. "Son necesario referentes creíbles", cuenta la directora de Insights de Havas, Dionisia Mata Prado.
"Sobre todo los jóvenes, se van más a otro tipo de plataformas que tienen que ver con el entretenimiento. No entran tanto en ese tan áspero de la crítica y de la desinformación. Hay (en la población) una preocupación creciente por la desinformación", cree Mata Prado.
Pero aunque las prácticas de compañías como Glovo, multada en España por no respetar las relgas del mercado de trabajo, o Amazon, cuya huella ecológica se multiplica en cada envío, disgustan a sus clientes, no hemos dejado aún de utilizarlas. "Eso solo ocurre cuando tienes algún sustituto", otra empresa que hace las cosas más al gusto del momento y puede desplazar a la anterior.