Otra vez, nadie les ayudó

Esta vez han sido al menos 59 los inmigrantes muertos en un naufragio en el Mediterraneo, pero otras veces han sido más y otras algunos menos, pero siempre son demasiados. Desde que en octubre de 2013, un naufragio, muy cerca de las costas de Lampedusa, causó la muerte de más de 300 personas, el goteo de muertes en el mar ha sido incesante y, a menudo, invisible.

Las dificultades de los rescates en esa zona, sobre todo, por las leyes de inmigración italianas dejan a muchas embarcaciones al albur de las condiciones meteorológicas y de los traficantes que les hacinan en barcazas, siempre en malas condiciones. Cuando en Lampedusa murieron 400 personas, el Papa Francisco gritó vergüenza, muchos dirigentes políticos europeos se acercaron a la zona dándose golpes en el pecho y asegurando que aquello no podía volver a repetirse. Y no solo se repitió una vez, se ha repetido decenas de veces, y la última ha sido esta. 170 personas que llevaban cuatro días viajando amontonadas en una barcaza intentando alcanzar la punta sur de Italia, cuando muy cerca ya de la costa, el oleaje les empujó hacia unas rocas y la barca se partió, algunos consiguieron nadar hasta la playa, otros, hasta 59, murieron ahogados, muchos de ellos, niños.

Nadie les socorrió cuando las olas les zarandeaban, no había en la zona ninguna ONG, es cierto que no es una zona por la que naveguen, pero es cierto también que la política migratoria del Gobierno de Georgia Meloni dificulta mucho su trabajo. Tampoco salieron a su rescate los barcos de salvamento, a pesar de que Frontex había advertido su presencia. Otra vez, nadie les ayudó.

Desde que el naufragio de Lampedusa fue calificado como la peor tragedia de la migración en aguas del Mediterráneo, hasta el de ayer en Calabria, cuántas peores tragedias de la migración en aguas del Mediterráneo hemos vivido. ¿Cuántos son los muertos? Los que sabemos son cerca de 26 mil en 10 años, ¿pero cuántos son de verdad? ¿Cuántos hay de los que no nos enteramos? Y, mientras tanto, ¿qué hace Europa? ¿Qué se ha hecho desde 2013? ¿Dónde está la iniciativa para que sea Europa quien encuentre la solución? Pues parece que lo que pasa es todo lo contrario. La llegada de algunos gobiernos ultras, los discursos antiinmigración de la ultraderecha con representación en varios países, se ha traducido en el abandono de los migrantes. Así que, es más que probable que dentro de poco volvamos a hablar de otra peor tragedia en el Mediterráneo.