La lista de la compra de un celíaco: "Hay gente que deja la dieta sin gluten porque no puede pagarla, nos cuesta más del doble"
La familia de Manuel Recio participará en la movilización del domingo para reclamar ayudas: "es una enfermedad casi de ricos"
En el supermercado con un celíaco: "Hay gente que deja la dieta sin gluten porque no puede pagarla, la cesta de la compra nos cuesta más del doble"
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Madrid
Miley Cyrus, que está arrasando con esta canción que es un canto al amor propio, es una de las muchas celebridades celíacas. Ella seguramente no tenga problemas para costear los gastos que supone comer sin gluten pero muchos ciudadanos sí. La Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE) -entre ellas la Asociación de Celíacos de Madrid y la de Catalunya- denuncia la sangría económica que sufre el colectivo, en torno a medio millón de personas en España. Aseguran que la celiaquía se ha convertido en "casi una enfermedad de ricos". Según datos presentados recientemente en un informe anual: la diferencia de precio entre la cesta de la compra de productos con gluten y sin gluten se sitúa en unos 540 euros más al año para los celíacos.
A todo esto hay que sumar la inflación y la escalada de precios, que ha encarecido los precios en general. A diferencia de otros países europeos, nuestro país no tiene ayudas específicas para los celíacos -finalmente el Gobierno no aprobó la bajada del IVA de estos productos, una medida muy esperada-. Por eso, este domingo 5 de marzo tres asociaciones saldrán a las calles de Madrid reclamando cambios bajo el lema 'Sin gluten y sin pasta'. Insisten para una persona con esta enfermedad, seguir la dieta sin gluten supone un "coste insostenible" y más si en una familia hay más de un miembro celíaco. "Hay gente, incluso, que termina por dejar la dieta aunque sea perjudicial para su salud porque no pueden pagarla, explica Natalia López, especialista en el Aparato Digestivo del Hospital Clínico San Carlos de Madrid.
Buscamos junto a Manuel Recio una cafetería con opciones de desayuno para celíacos. Tiene 42 años. Le diagnosticaron la enfermedad hace un año y medio: "Mi hija tenía síntomas típicos de celiaquía, tenía la tripita muy hinchada, no crecía, tenía de vez en cuando diarreas y cuando una revisión de la pediatra salió celiaca hígado y en ese cribado resulta que el gente le hable de vino. Por mi parte, yo nunca he tenido síntomas, nunca he tenido ningún problema, he comido de todo, pero resulta que luego para hacer las pruebas y gastos, además tenía el intestino totalmente atrofiado. Poco a poco vamos adaptándonos a ella, pero ha sido un poco un shock, un poco duro, porque es de repente cambiar tus hábitos alimenticios de 40 años, cambiarlos de golpe, porque el gluten para un celíaco es como el mayor de los venenos. Es que el gluten no está en los alimentos, está en las trazas de los alimentos, están en contaminación cruzada. Entonces hay que tener mucho cuidado, sobre todo fuera de casa. La típica miga de pan que cae en el plato de un celiaco parece que es una miga y no pasa nada, pero esa miga de pan puede originar problemas de salud a una persona celíaca".
Su hija es Lola, de siete años: "Es muy diferente la comida. Algunas veces le tenemos que decir que somos celiacos, es como la contaminación, pero lo que no puedes comer por el gluten es peor. Tienes que estar toda la vida hasta que te mueves, tienes estrés, es celiaco, que es un poco rollo". Lo primero que hicieron en casa fue eliminar los productos con gluten por miedo a la contaminación cruzada, estudiar las etiquetas, buscar la complicidad del entorno, hacer un mapa con comercios. "No es una cosa de moda, es una enfermedad. La gente piensa que es un poco exageración, que somos un poco obsesivos de no tener nada de gluten en los platos, pero es verdad que a veces te da un poco de cosa estar preguntando todo el rato por la contaminación cruzada. A veces es un poco complicado garantizar que hay opciones seguras sin gluten, la verdad. Siempre vas llevando tu pack de supervivencia como decimos los celíacos, que siempre tienes una mochilita o una bolsita con algunos productos sin gluten, por si acaso. Pero es verdad que muchas veces en ciudades más pequeñas, en pueblos que apenas hay zonas sin gluten.
En grandes capitales hay más alternativas. Pero ojo con los precios. En Barcelona, en el restaurante Messié Gluten Free, gestionado por Millán, celiaco. Consiguen con mucho esfuerzo equiparar precios: "Si tu te lo vas a comer a otro sitio con gluten, pagarás exactamente lo mismo que aquí porque no queremos discriminar a nuestro cliente".
Esto no es lo habitual. Entramos con Manuel a una cafetería apta para celíacos. "Tenemos un producto que es cero gluten que a la larga no es caro, es costoso. En cambio tú estás pagando aquí por un producto que sí lo vale, que te va a garantizar que no te va a dar ningún tipo de intolerancia ni nada. Lo más gratificante, por lo menos para mí, es ver la cara de emoción de los clientes cuando llegan y ven toda esta variedad sin gluten se queda", cuenta la dependienta del local. Dos cafés y un par de tostadas nos cuestan 12 €. La familia de Manuel, de cuatro miembros, paga más del doble por la cesta de la compra: "Antes de todo esto, pagábamos 90- 100 € a la semana en la compra semanal y ahora de repente hemos subido a 200 €. Una cosa loquísima".
Lo comprobamos en varios supermercados de la zona: "el pan o la pasta sin gluten cuesta casi el triple que la normal. Estos productos no los compramos por capricho, los compramos porque es nuestra única dieta posible". Por eso el y más de medio millón de celiacos pedirán ayuda y más divulgación el próximo domingo.
Laura Piñero
Cartagena (1985) Periodista de la SER desde 2009. Ha pasado por Hoy por Hoy, A vivir Madrid y actualmente...