Precios insidiosos

Barcelona

Mala noticia. Sube la inflación. Aunque solo sea por dos décimas, hasta el 6,1%, desde enero. Y lo hace por segundo mes consecutivo. Cuando llevaba cinco meses reculando. Es, claramente, una mala noticia.

¿Por qué suben los precios, cuando parecían amainar? Por varias razones. Porque otra vez repunta el precio de la energía, ya que hay más demanda, sobre todo para calefacción, por el descenso de las temperaturas. Porque los precios del transporte aumentan, una vez que el Gobierno rebajó la subvención a los carburantes que no fuesen solo para profesionales, agricultores o pescadores. Porque el Banco Central Europeo va incrementando los tipos de interés, justamente para desanimar la demanda y así reducir la inflación, pero a corto plazo los tipos más altos encarecen el precio del dinero, de los créditos y las hipotecas. Y porque enero es un mes tradicional para actualizar los precios en el sector alimentario.

Lo más insidioso es que la inflación subyacente, o sea, la que no contempla energía y alimentos, los componentes más variables o volátiles, registra un récord, el 7,7%. Eso quiere decir que los precios de todos los demás productos se han cronificado al alza. Porque empresas e intermediarios no quieren perder ni un euro; es su lógica. Pero este cálculo es contradictorio con el de los inversores, que consideran que la inflación bajará a medio plazo y por eso invierten en letras del tesoro al 3%: menos de la mitad de la inflación actual. No es que sean tontos, es que son sus previsiones. Veremos quiénes ganan en esta apuesta, si los fabricantes o los inversores.

Los que pierden, de momento, son los consumidores, sobre todo los de menor poder adquisitivo. Por eso conviene dar una vuelta de tuerca a las ayudas que reciben. Y volver a considerar si hay que aumentarlas.

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