El jefe del Grupo Wagner, Yevgeni Prigozhin, aliado clave del Kremlin en el frente de combate ucraniano, ha denunciado que el Gobierno de Rusia sigue sin enviar las municiones teóricamente prometidas a sus mercenarios y especula con las posibles razones: «burocracia ordinaria o traición». Prigozhin ya acusó a Moscú en febrero de no suministrar munición a los mercenarios de Wagner, con críticas directas a la cúpula militar en la que ya agitaba las acusaciones de «traición». «El día 5 escribí una carta al comandante de la agrupación de la operación militar especial sobre la necesidad urgente de asignar municiones. Este lunes a las 8 de la mañana, a mi representante en el cuartel general se le canceló el pase y se le negó el acceso», ha indicado Progozhin en su canal de Telegram. Sin embargo, y pese a las órdenes dadas el 23 de febrero, «no se han enviado la mayor parte de las municiones», ha dicho Prigozhin en unas declaraciones difundidas por el servicio de comunicación de su compañía en Telegram, en las que no ha aludido a ninguna autoridad o institución en concreto. No obstante, el Ministerio ruso de Defensa niega que exista una falta de municiones y asegura que ha suministrado a los «voluntarios» como denomina a los combatientes de Wagner el material requerido. El oligarca visitó la semana pasada Bajmut, una localidad del este de Ucrania asediada por las fuerzas leales al Kremlin y en donde estaría siendo clave precisamente el papel de los mercenarios del Grupo Wagner, en gran parte antiguos presos excarcelados directamente para unirse a los combates. El jefe de Wagner recalcó que, pese a todo, sus mercenarios continúan «aplastando a las Fuerzas Armadas de Ucrania cerca de Bajmut». El empresario, conocido también como el chef de Putin, por sus negocios de restauración, ha advertido de que si sus efectivos se repliegan de Bajmut, ciudad en el este de Ucrania, «se desmoronará todo el frente» y asegura que puede llegar «hasta las fronteras de Rusia y, quizás, más allá». Los wagnerianos son la principal fuerza de asalto que ataca Bajmut, un importante nudo de comunicaciones, unido por sendas carreteras a las Kramatorsk y Sloviansk, las mayores ciudades de la región de Donetsk controladas por las fuerzas ucranianas. Tras los últimos ataques que han dejado nuevas víctimas, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha declarado que sus fuerzas defenderán Bajmut «mientras sea razonable», por lo que no se descarta que las tropas ucranianas abandonen la ciudad, donde permanecen unos 4.500 de los 70.000 habitantes que tenía antes del estallido de conflicto. De hecho, los soldados ucranianos en el frente de Bajmut se sienten desprotegidos ante la oleada incesante de bombardeos y ataques que llegan del otro lado del frente. El medio ucraniano The Kyiv Independent ha recogido testimonios de más de una docena de soldados ucranianos en la zona que describen el frente como «una picadora de carne», por el alto número de bajas que se están produciendo en ambos bandos. Durante las breves visitas que estos militares hacen a la cercana ciudad de Kostiantynivka, los soldados de infantería ucranianos narraron a al medio ucraniano que, batallones mal entrenados y sin preparación fueron arrojados a la primera línea «para sobrevivir lo mejor que pudieran» con el escaso apoyo de vehículos blindados, morteros, artillería, drones e información táctica. «No recibimos ningún apoyo», dice un soldado llamado Serhiy, que ha estado luchando en el frente en Bajmut, sentado con su amigo, también llamado Serhiy, para conversar en un pequeño café en el mercado Kostiantynivka. Según el medio ucraniano, algunos se quejan de la falta de coordinación y de conciencia sobre la situación en el frente, y también de la escasez extrema de municiones y de tener que usar armas que se remontan a la Segunda Guerra Mundial. Los drones, que se supone que brindan información esencial de reconocimiento, también son escasos y se están perdiendo a ritmos muy altos en algunas partes del campo de batalla, aseguraron los soldados a este medio. Todo esto conduce a terribles bajas de muertos y heridos. «El batallón llegó a mediados de diciembre... entre todos los diferentes pelotones éramos 500», dice Borys, un médico militar de la región de Odesa que lucha alrededor de Bajmut. «Hace un mes, éramos literalmente 150», confiesa.