"No queremos quebrantar las leyes, queremos redactarlas": así eran las cartas de las pioneras feministas que cambiaron el mundo
Especial sobre mujeres que hicieron historia como Emmeline Pankhurst, Amelia Earhart o María Lejárraga
Especial 8M: Cartas de pioneras feministas que cambiaron el mundo
20:08
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Aunque su nombre no sea muy conocido, Dorothy Fields está considerada la gran letrista de Broadway. A lo largo de siglo XX firmó más 400 canciones para diversos musicales y películas. Lo mismo que Maddalena Casulana, compositora italiana del Renacimiento tardío, primera mujer que tuvo un volumen entero de su música publicada en solitario. Se sabe muy poco de su vida salvo por las dedicatorias y notas que enviaba junto a sus discos. A Isabel de Médici, una de sus mentoras, le dejó escritas estas palabras: "Deseo mostrar al mundo, tanto como pueda en esta profesión musical, la errónea vanidad de que sólo los hombres poseen los dones del arte y el intelecto, y de que estos dones nunca son dados a las mujeres". Ella, como tantas mujeres, que ocupan un lugar destacado en nuestra historia, son las protagonistas, hoy, 8 de marzo, de una nueva entrega de Cartagrafías en La Ventana.
Empezamos citando a mujeres sobre las que el cine ha puesto el foco en algún momento y que tienen una correspondencia interesante. En 2015, se llevó al cine la historia de las sufragistas británicas que lograron el voto femenino en Reino Unido y cuya lucha sentó precedente en otros lugares del mundo. Aparecen personajes como el de Emmeline Pankhurst, pionera feminista, de la que se conservan bastantes escritos. Fundó en 1903 la Unión Política y Social de las Mujeres que, en un momento determinado, ya que las palabras no bastaban, pasaron a la acción. Comenzaron a quemar buzones, a encadenarse a lugares públicos, apuñalaron a "La Venus del espejo de Velázquez" en un museo o saboteaban reuniones de la aristocracia británica.
Las campañas de las sufragistas aumentaban y su impacto también. Lo que comenzó a finales del siglo XIX como una anécdota de un grupo de mujeres, acabó convirtiéndose en apenas una década en una movilización masiva. Se calcula que, a las manifestaciones, llegaron a acudir medio millón de participantes. En los años más duros de las protestas, fueron encarceladas centenares de mujeres, la propia Emily salió y entró de prisión 11 veces. Una decisión clave que tomaron aquellas mujeres fue la de incorporar la huelga de hambre como estrategia en la cárcel. Las autoridades, por miedo a que pudieran morir y convertirse en mártires, las alimentaban por la fuerza, les metían tubos por la nariz, usaban mordazas de acero. Los testimonios llegaron a la prensa y ante el escándalo, terminaban por liberarlas. Emily, en prisión, aprovechaba para escribir:
No queremos quebrantar las leyes, queremos redactarlas y refrendarlas. Mujeres, esta noche os hago aquí una pregunta: si las mujeres hubiesen participado en la redacción de las leyes, ¿no creéis que habrían encontrado la forma de hacer que todos los padres de esos niños fuesen responsables del bienestar de sus hijos en la misma medida que las madres?
Con su lucha, las sufragistas se jugaban la reputación y la vida. Una de ellas, Emily Davison, murió al intentar colgar un cartel con reivindicaciones en el caballo del Rey Jorge V durante una competición deportiva en un hipódromo. Ellas y sus familias recibían cartas amenazadoras, las atacaban violentamente. Se acaba de publicar una novela gráfica en España, "Jiujitsufragistas" de Garbuix Books, que explica que muchas de estas mujeres conseguían defenderse gracias al dominio de las artes marciales japonesas. En particular, destacan a Edith Garrud, formadora en autodefensa que entrenó en secreto a muchas de estas mujeres y a sus guardaespaldas, conocidas como "Las Amazonas". Su revolución se volvió tan incómoda y peligrosa que otra de esas sufragistas, escribió esta ingeniosa carta a la prensa en 1913 con una propuesta para terminar con los altercados:
Estimado señor:
Todo el mundo parece estar de acuerdo en la necesidad de acabar con los problemas que causan las suffragettes; pero nadie tiene un plan concreto para lograrlo. Hay dos (solamente dos) maneras de arreglarlo. Ambas serían efectivas.
1) Matar a todas las mujeres del Reino Unido
2) Dar a las mujeres el derecho a votar
Sinceramente suya,
Bertha Brewster.
Finalmente, lograron el derecho al voto y otras mejoras para las mujeres en 1918. Recordemos que las protestas feministas en las fábricas de Estados Unidos también fueron decisivas para conseguir la igualdad de derechos e inspiraron la celebración del 8M. Esto en Reino Unido, pero en España tuvimos también a mujeres que lucharon activamente por la igualdad de derechos como Clara Campoamor, a la que dedicaremos un especial extenso en su momento, Dolores Ibárruri, Matilde Landa, Emilia Pardo Bazán, Victoria Kent, Concepción Arenal que se disfrazaba de hombre para poder ir a la Universidad o las conocidas como las "SinSombrero", de las que hablamos hace unas semanas.
Precisamente hoy se han depositado, en el Instituto Cervantes, los legados de Carmen de Burgos, la primera corresponsal de guerra española, de la filósofa María Zambrano y de María de la O Lejárraga, dramaturga, novelista, que escribió las obras con las que su esposo, Gregorio Martínez Sierra, conoció el éxito. Estas mujeres son ya, afortunadamente más conocidas. Laura Hoffman ha firmado un documental maravilloso que estuvo nominado al Goya sobre Lejárraga. La editorial Renacimiento ha reeditado su correspondencia y un libro, "Cartas a las mujeres de España" que es un ideario feminista muy de actualidad.
Van viendo la luz historias vinculadas a mujeres que la guerra borró de la historia. En el Parlamento de Navarra acaba de estrenar una muestra sobre dos hermanas maestras, Josefina y Elisa Úriz Pi, activistas, feministas, que desarrollaron en España lo que se conoce como “escuela moderna”. Josefina estuvo un tiempo enseñando en Lérida. En 1921 tuvo que enfrentarse a situaciones como ésta:
Reclamamos la expulsión del estamento docente por difundir doctrinas contrarias a la Religión del Estado y a la moral cristiana y por atacar al pudor de las alumnas, explicándoles en los términos más crudos y con dibujo en la pizarra, lo que son la sífilis, las funciones de reproducción y el derecho a que la mujer use de su cuerpo como le convenga
Esta misiva la firma la Asociación de Jefes de Familia de Lérida. Amonestaron a Josefina, pero intelectuales como Antonio Machado, firmaron un manifiesto en su defensa y no tuvieron más remedio que dejarla trabajar. Las hermanas llevaron la educación a zonas rurales, ayudaron a la evacuación de familias durante la Guerra, formaron parte de la resistencia francesa – se salvaron de milagro de ser asesinadas por La Gestapo-. Josefina hasta ayudó en la redacción de la carta de los derechos del niño de la ONU, entre otras muchas cosas. Otra maestra que estudió con ellas, Dolores Piera, las recordaba así a los 90 años desde su exilio en Chile:
Tengo un gran recuerdo de las hermanas Úriz. Las dos abrieron nuevos caminos en su labor pedagógica y fueron ejemplares en su lucha como mujeres y dirigentes sindicales y políticas. Las dos estaban muy unidas como hermanas. Mucho les debemos los maestros de aquella época republicana llena de esperanzas. Nos entusiasmaba con sus clases que nos abrían un mundo nuevo. Comentábamos en clase la noticia de prensa que tenía relación con la mujer o el niño. Recuerdo la satisfacción que sentí al saber que el Canal de la Mancha había sido atravesado a nado por primera vez por una mujer. Josefa Úriz fue boicoteada al máximo. Se la llamaba despectivamente “la pedagoga”. Le daban sus clases a las 8 de la mañana que en el invierno lleidano eran las más duras. Ella venía a pie, después de andar unos tres kilómetros. Siempre alegre y serena como si el ambiente del profesorado cursi y rutinario no la rozara lo más mínimo. De su puño y letra me escribió las lecciones de su programa dedicadas al método Montessori. Siempre fuimos amigas a partir de entonces. También hablamos de las cartas de Amelia Earhart, pionera de la aviación, que consiguió récords de altitud y en 1932 fue la primera mujer en cruzar el Atlántico en solitario. Amelia aprovechó su fama para promover el debate sobre la igualdad, creó una organización de mujeres aviadoras, fue profesora, emprendedora. Destaca la misiva que mandó al New York Times y la que escribió a su marido poco antes de casarse con él.
Hace un año aparecieron también otras cartas con detalles del viaje sobre el Pacífico que iba a emprender Amelia Mary Earhart. Se están investigando porque los restos de Amelia y del avión nunca aparecieron tras el accidente de 1937. Amelia aprovechó su fama para promover el debate sobre la igualdad, creó una organización de mujeres aviadoras, fue profesora, emprendedora. Escuchamos dos de sus cartas, una que mandó al New York Times y otra que escribió a su marido poco antes de casarse con él:
Creo que debería dejar escritas algunas cosas antes de que nos casemos, aunque ya hayamos hablado muchas veces sobre ellas. Tengo que reiterarte mis dudas con respecto al matrimonio, mi sensación de renunciar a oportunidades en un trabajo que tanto significa para mí. Tengo la sensación de que casarme es una de las decisiones más estúpidas que jamás he tomado. Sé que habrá compensaciones, pero no puedo ocultarte mis dudas. Para nuestra vida en común quiero que comprendas que no estarás sometido a ningún código de fidelidad y que yo tampoco me considero atada a ti. Si somos honestos, podremos evitar las dificultades que surgirán si tú o yo nos enamoramos de otra persona. Por favor, no interferamos en el trabajo del otro, ni permitamos que el resto del mundo contemple nuestras alegrías o desacuerdos. En este sentido, voy a tener que mantener algún lugar donde pueda ser profundamente yo misma. No puedo soportar los confinamientos, por muy atractiva que sea la jaula. Debo exigirte una promesa cruel: que me dejarás marchar dentro de un año si no hemos encontrado la felicidad juntos. Voy a tratar de hacerlo lo mejor posible y ofrecerte esa parte de mí que conoces y que tanto quieres.
Amelia
Por último, esbozamos la historia de Nellie Bly –se ha publicado material suyo en castellano recientemente-. Reportera americana del siglo XIX. Estudió magisterio, pero su destino cambió cuando leyó en un periódico una columna muy machista titulada: «¿para qué sirven las chicas?» La joven, con 20 años, muy indignada, respondió con una carta firmada como la “Huerfanita solitaria”:
Pueden los que tienen abundantes bienes en este mundo darse cuenta de lo que es ser una pobre mujer trabajadora, habitando en una habitación vacía, sin fuego suficiente para protegerse del viento y del frio? Negándose a ella misma el alimento necesario para que sus pequeños no pasen hambre. Así, día tras día, semana tras semana, sana o enferma, ella trabaja para poder vivir. ¿Os parece esto de "mariposas de la moda" o "señoras del ocio"?
Deje que una joven empiece como chico de los recados y se abra camino hasta que sea uno de la empresa. Sería más saludable que en lugar de poner a las niñas en las fábricas, sean empleadas como mensajeros u oficinistas. Tendrían la oportunidad de aprender, de ampliar sus ideas. Sus vidas serían más brillantes, su salud mejor, sus bolsillos estarían más llenos, a menos que sus empleados hicieran lo mismo ahora: darles la mitad del salario porque son mujeres. En lugar de reunir a los "jóvenes verdaderamente inteligentes", reúnan a las niñas realmente inteligentes, sáquelas del lodo, bríndeles un empujón en la escalera de la vida y serán enormemente recompensados por su éxito.
El director del periódico, sorprendido por sus reflexiones, puso un anuncio para localizarla y la terminaron contratando como redactora Ejerció de periodista durante las tres décadas posteriores, se metía de lleno en los reportajes. Estuvo diez días viviendo en un manicomio para denunciar la situación de los internos y luego se convertiría en la primera persona en dar la vuelta el mundo en 72 días, una historia que comentaremos pronto en otro especial.
Laura Piñero
Cartagena (1985) Periodista de la SER desde 2009. Ha pasado por Hoy por Hoy, A vivir Madrid y actualmente...
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