“Cariño, no eres tú… es Tinder”: El fracaso del negocio del amor
Tras más de una década de éxito para 'Match.com', la empresa propietaria de aplicaciones como Tinder o Grindr ha frenado en seco su crecimiento en 2022. El número de usuarios activos se ha estancado y los que pagaban por suscripciones premium han dejado de hacerlo. ¿Puede resucitar el negocio del amor?
Cariño no eres tú, es Tinder: el mal negocio del amor
Madrid
Todo aquel que quería probarlas ya lo ha hecho y los que se suscriben a modelos premium se han dado cuenta de que pagar no mejora su experiencia. El negocio de las aplicaciones de citas ha tocado techo: el crecimiento de Tinder, la reina de estas apps, ha pasado de un 40% hace solo tres años al 9% en el último ejercicio.
Basta con echar un vistazo rápido a las cifras para darse cuenta de la crisis que sufre el negocio del amor. Los beneficios de 'Match.com’, el gigante empresarial que agrupa marcas tan conocidas como Grindr, Tinder, OK Cupid o Meetic, han frenado en seco.
“El negocio es un monopolio de ‘Match Group’ y ahora tiene un problema de crecimiento”, explica en 'Hora 25 de los Negocios' el profesor de la Universidad de Villanueva y experto digital, Borja Adsuara. La solución puede pasar por crear nuevos modelos premium -más caros- que sean lo suficientemente atractivos como para que alguien los pague.
Una de sus últimas apuestas, la aplicación de citas Hinge, crecía un 118% en 2021. Sin embargo, su expansión se redujo a la mitad en el siguiente ejercicio. Otras marcas del grupo han caído de tasas de crecimiento superiores al 20% a estancarse e incluso retroceder.
Menos usuarios y no tan fieles
Aunque el modelo más extendido en este tipo de aplicaciones es el 'freemium', en el que los usuarios acceden de forma gratuita, las suscripciones de pago han sido uno de los motores de los ingresos de estas compañías. Muchos usuarios se han dado cuenta de que su experiencia no mejora -no ligan más- a pesar de pagar por funcionalidades extra.
También aquí las redes sociales han ganado terreno. “Los jovenes tienden más a las aplicaciones gratuitas. A través de Instagram y otras generalistas también se puede ligar”, comenta Adsuara.
El porcentaje de usuarios que usan este tipo de aplicaciones ha permanecido estancado durante los últimos años, pero ha sido ahora cuando ese enfriamiento ha empezado a pasar factura a la industria.
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“Hay usuarios que están una temporada en la app hasta que consiguen un ligue. Entonces salen de la app, pero luego vuelven. También por eso el negocio se ha estancado y no crece. Las apps se ha generalizado y se han convertido en algo recurrente”, concluye Adsuara.