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El Senado francés aprueba retrasar la jubilación a los 64 años

El gran escollo para Macron siguen siendo las protestas masivas en la calle con una unión histórica entre sindicatos

Los manifestantes sostienen una pancarta que muestra el rostro del presidente francés Macron, durante una protesta contra la reforma del sistema de pensiones en París / MOHAMMED BADRA (EFE)

París

El Senado francés, gracias a la mayoría de derechas en la cámara alta, votó en la noche del miércoles al jueves el retraso de la edad mínima de jubilación de 62 a 64 años, el principal punto de la reforma de las pensiones del presidente Emmanuel Macron. Pasada la medianoche, 201 senadores se pronunciaron a favor del que ya es el conocido artículo 7 del proyecto de ley que aumenta en dos años la edad a la que los franceses tendrán que esperar para poder hacer valer sus derechos a la jubilación, mientras que 115 se pronunciaron en contra y 29 se abstuvieron.

El voto se produjo al término de un rifirrafe parlamentario de una quincena de horas sobre ese artículo, con la izquierda que había presentado cientos de enmiendas para obstruir el debate y la derecha recurrió a un dispositivo excepcional que permite saltárselas. El ministro de Trabajo, Olivier Dussopt, se mostró satisfecho pero prudente, consciente de que este avance parcial para su proyecto se asentó en un apoyo de la derecha que le resultará imprescindible para que salga adelante en la fase de conciliación entre las dos cámaras parlamentarias.

Dussopt consideró que fue "un voto de responsabilidad del Senado, que se ha decantado por seguir al Gobierno", y manifestó su deseo de que todos los artículos puedan discutirse y adoptarse de aquí a la fecha límite de tramitación en el Senado, la medianoche del domingo. Pero el gran ganador de la noche fue el jefe del grupo parlamentario del partido de la derecha clásica Los Republicanos, Bruno Retailleau, cuyos senadores fueron el soporte fundamental del artículo 7: 127 se pronunciaron a favor y sólo 2 en contra.

Siguen las protestas

Más allá de esta votación y de la tramitación parlamentaria, que podría finalizar la semana próxima, el gran escollo para Macron son las protestas masivas en la calle organizadas por todos los sindicatos reunidos en una unión bastante inaudita en Francia. El pasado martes, la sexta jornada de movilizaciones fue la mayor desde el comienzo del movimiento en enero por el número de manifestantes: 1,28 millones, según el Ministerio del Interior, 3,5 millones, según la CGT.

Es verdad que las centrales no paralizaron el país, como habían anunciado, pero han convocado dos nuevas jornadas de acción, el sábado 11 y el miércoles 15 de marzo y pidieron que los reciba con urgencia Macron, al que reclaman la retirada de su proyecto de reforma de pensiones. Mientras tanto, los paros continúan en ciertos sectores, en particular en el transporte público y en la energía.

En el transporte, tanto este jueves como este viernes se van a suprimir un 20% de los vuelos en Charles de Gaulle y el 30% en el de Orly, el segundo aeropuerto de París, así como en los de Beauvais, Burdeos, Lille, Lyon, Nantes, Marsella, Montpellier, Niza y Toulouse.

 
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