Ibon Martín: "Hay que darle al lector momentos en los que pueda relajarse y, cuando más relajado está, vuelves a sacudirle"
Aimar Bretos entrevista al escritor, autor de 'El ladrón de rostros' (Plaza & Janés), su última novela
Madrid
¿Hay un mejor escenario para la novela negra que Euskadi? Eso es lo que trata de responder Ibon Martín a través de sus libros. O al menos es la respuesta que el lector encuentra cuando bucea en 'El ladrón de rostros' o en 'La danza de los tulipanes' o también en 'La hora de las gaviotas', editados por Plaza & Janés. Esta es la trilogía que protagoniza Ane Cestero, una agente de policía con (casi) vida propia, que trata de resolver los crímenes más truculentos en distintas localizaciones del País Vasco. Ibon Martín lo llama thriller 'euskandinavo', en referencia a los maestros de la novela negra, los autores escandinavos, pero con el toque propio de su región natal, Euskadi. El escritor, que empezó fabricando minuciosas guías turísticas de los senderos euskaldunes y ahora se ha convertido en uno de los autores de novela negra más leídos dentro y fuera de nuestras fronteras. Ha estado con Aimar Bretos en Hora 25.
Ibon Martín
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Pregunta: Hábleme del thriller 'euskandinavo', ¿esto que es?
Respuesta: Me encanta el tema thriller 'euskandinavo'. Yo era un gran lector de novela negra escandinava. En gran parte en España entró este fenómeno y arrasó con Stieg Larsson y 'Los hombres que no amaban a las mujeres'. Y a partir de ahí empezamos a leer casi compulsivamente este tipo de novela. Un día empecé a pensar y me di cuenta de que teníamos mucho en común Euskadi y Escandinavia, en cuanto a escenario. Estas novelas utilizan mucho la presión climática. En Euskadi llueve, hay brumas. El mar suele estar enfadado. Por otro lado, el aislamiento geográfico. En Euskadi también tenemos unos cuantos sitios bastante aislados y luego temas sociales. Y me lo planteé y dije ¿por qué no localizar en Euskadi una novela de este estilo? Y así es como empecé.
P: ¿Y cuántas van?
R: Esta es la tercera de la serie que protagoniza Ane Cestero y ya había hecho mis pinitos con otras series antes.
P: ¿Y qué tiene Euskadi para que funcione tan bien como escenario de novela negra?
R: Euskadi tiene lo que para mí creo que es el mejor secreto, que es unos parajes espectaculares, unos parajes que te invitan a pasear por ellos, que al mismo tiempo puedes utilizar como un contraste perfecto. 'El ladrón de rostros' está localizado en Oñate, en un paraje de montaña magnífico, pero también Urdaibai es el escenario de 'La danza de los tulipanes, Hondarribia en 'La hora de las gaviotas. Son lugares a los que irías ya no de vacaciones, irías a perderte, a vivir. Y, sin embargo, yo he querido meter el contrapunto de introducir en ellos un asesino en serie.
P: Eres muy obsesivo con las ambientaciones, hasta el punto de que pasas mucho tiempo en los lugares de los que hablas en tus novelas.
R: Para mí es la obsesión principal. Yo como, como lector, me gusta cuando estoy en el salón de mi casa y abro una novela sentirme transportado a ese lugar, a esa época histórica. Y para mí el conseguir eso es la primera clave del libro. Para ello tienes que adentrarte en esos paisajes, no sólo verlos, no sólo leerlos, sino también olerlos, ponerles sabor, ponerles sonidos, todo eso si no vas por allí de manera casi obsesiva un día tras otro, no lo consigues.
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P: Creo que te llegaste a alquilar la casa de una de las protagonistas de tu novela. ¿Cómo es eso?
R: Esto es algo que hice para 'La danza de los tulipanes', que es algo además que disfruté muchísimo. Para mí el mar es importante. Creo que para cualquier persona que ha nacido junto al mar, el mar es algo importante, está ahí. He querido que Julia, una de mis protagonistas viva también junto al mar y vive en Mundaka, en un pueblo costero maravilloso de la costa vasca, en Urdaibai, plena reserva de la biosfera. Y descubrí que hay una casa muy cerquita de la iglesia que se alquilaba y que tiene una escalerita que baja directamente desde el salón al agua. Al mar. Me pareció increíble. Decidí que esa iba a ser la casa de Julia y la alquilé 15 días y estuve allí escribiendo y contando lo que Julia sentía en realidad cada hora, cada noche, y era lo que yo hacía. Según llegaba la hora de que ya se ponía el sol, yo bajaba al mar, nadaba y es lo que hace Julia en la novela.
P: ¿Pero por qué tienes que vivir y describir si puedes imaginar y contar?
R: También lo hago. Imaginar es importantísimo cuando te dedicas a escribir libros, porque al fin y al cabo estás imaginando una historia, la estás inventando, pero cuando lo vives es todo. ¿Qué crees que te aporta, por ejemplo, el bañarte en el mar? Entre otras cosas sentir el salitre en la boca, sentir el frío en la piel, sentir muchas cosas, escuchar a lo lejos las gaviotas en el islote de Ízaro. Ver a lo lejos la plataforma de 'La gaviota' y ver las luces de los faros. Todo eso. Si no estás allí se te escapan algunas cosas. Seguro que puedo contar algunas, pero para contarlas todas hay que vivirlo.
P: ¿Y como conjugar una descripción muy exhaustiva de un paisaje, incluso de un sonido, de una situación, con diálogos ágiles?
R: Muchas veces me pasaría el libro entero describiendo paisajes. Pero estamos en una novela de suspense en la que tiene que haber tensión prácticamente en cada página. Es buscar la manera de dar esas pinceladas, que tú te quedas con ganas de seguir describiéndolo, pero que sabes que el lector con eso va a tener suficiente y quizás se quede con ganas de más, pero mejor que se quede con ganas de más y que lo que le dé la novela sea esa tensión y ese ritmo narrativo, que no un exceso de descripción.
P: ¿Cómo construyes las personalidades de los personajes?
R: Fijándome en el entorno, en lo que veo. En 'El ladrón de rostros' encontramos ertzainas y para crear esos ertzainas lo que hago es estar en contacto con muchos ertzainas. Además en todo tipo de cargos dentro de la Ertzaintza, desde los que están muy arriba, a los que están a pie de calle, desde los que están en Salvamento Marítimo, a los que están en Criminal, en Malos Tratos. Voy charlando con unos, con otros y voy creando esos personajes e incluso traslado muchas de esas frustraciones que alguien cuando se mete con ilusión a ser policía, que cree que va a cambiar el mundo, después se da cuenta de que el sistema te lleva por el camino que te quiere llevar y no por el que tú querrías seguir. Y muchas veces intento trasladar al libro esas frustraciones.
P: ¿Cómo es tu proceso de escritura?
R: En un primer momento, sueño con un escenario, me imagino un escenario y cuando ya lo tengo elegido, en este caso Oñati, empiezo a visitar el escenario muchísimo. Me voy días y días a visitarlo, a pasear, a tomar un café en un sitio, en otro, a escuchar a la gente. Y a partir de ahí voy viendo qué tipo de historia puedo localizar en ese escenario. Es muy diferente la historia que puedes contar en Mundaka, en Guernika, en Hondarribia o en Oñati. También es muy diferente el momento, contar una historia que sucede en el año 2018 o que sucede en el año 2021. Una vez que ya tengo esa primera idea empiezo a crear una historia, empiezo a escribir y voy escribiendo un poco lo que me pide el cuerpo. Al principio es así. Luego ya vienen cambios más serios.
P: ¿Dónde escribes?
R: Escribo en los lugares más dispares, porque la primera tentación sería escribir en casa. Y desde luego, lo que hago siempre es salir de casa. Entonces me encanta escribir en cafeterías, en bares.
P: ¿Pero cómo vas a escribir en una cafetería?
R: Te lo digo de verdad. Me encanta estar en una cafetería, oír conversaciones ajenas, no sentirme solo. El trabajo de un escritor es supersolitario y cuando tú estás en una cafetería hay ruido, hay personas, hay conversaciones que a veces te sirven para colarlas dentro del libro. En mis libros siempre hay muchos bares y hay conversaciones de bar. Y esas conversaciones de bar me sirven para generar un cierto realismo, una cierta realidad. Y esas conversaciones muchas veces las he robado yo, de las que he oído en esas cafeterías.
P: ¿Puede llegar a pervertir lo que tú creas si únicamente te pones en el lugar del receptor?
R: De hecho los lectores me riñen muchísimo porque realmente hago lo que me da la gana. Entonces, cuando se encariñan con un personaje, ahí llego yo y de repente ese personaje, pues mira, recibe un martillazo en la cabeza, por ejemplo. Entonces me gano verdaderas broncas y soy consciente de que les hago verdaderas faenas a los lectores porque se encariñan con personas que sienten casi de su familia y de repente les hago la vida imposible.
P: ¿Hay que mantener todo el rato al lector en tensión o tienes que introducir elementos de distensión?
R: Otra clave de la escritura de la novela negra. Para mí es muy importante empezar el libro con una tensión absoluta. Para mí, el primer capítulo tiene que ser el que te introduzca de lleno en el libro, pero a partir de ahí tiene que ir habiendo picos, dientes de sierra. Tienes que darle al lector momentos en los que pueda relajarse, pueda pasear por Oñati, pueda disfrutar de los altos pastos, del ambiente del pueblo, del mundo rural. Y de repente, cuando más relajado está, es cuando vuelves a sacudirle al lector. Hay que ir permitiéndole que se relaje para volverle a dar una y otra vez. Y esos dientes de sierra se van haciendo más seguidos, conforme más se acerca el final del libro, ya se acerca el desenlace.
P: ¿Tú el final ya lo tienes o te topas con él?
R: Cuando comienzo a escribir una novela suelo tener una idea vaga de por dónde va a ir el final. Sí sé obviamente, quién es el asesino y a partir de ahí la novela un poco me va llevando y pese a que yo tenga una idea de por dónde quiero que vaya el final, muchas veces ese final acaba cambiando y acaba girando en el último momento y me sorprende incluso a mí. Es verdad que las novelas están vivas, las novelas están vivas porque tú les das vida y porque tú quieres que vayan hacia algún sitio. Pero al fin y al cabo los personajes tienen vida y te van pidiendo una cosa u otra. Hay personajes que crecen, otros que merman y otros que incluso no pensabas matarlos y acabas matándolos.
P: ¿Por aburrimiento?
R: O porque ese día te das cuenta de que necesitas matar a alguien y es mejor matarlo sobre el papel que hacer alguna locura (ríe)
P: ¿Cuál es el viaje vital de alguien que pasa de escribir guías turísticas a novela negra?
R: Es un viaje súper ilusionante. Yo cuando escribía guías de excursiones leía por afición, como sigo haciéndolo. Y lo que más disfrutaba de esas excursiones era la pequeña entradilla que escribía de cada excursión. Era el único punto en el que me permitía un punto de licencia literaria. Y a partir de ahí soñé con escribir un día una novela. Probé, salió bien y a día de hoy, me encanta ver que mis libros están traducidos a diez idiomas y me encuentro con holandeses descubriendo los escenarios. Es algo que es terriblemente ilusionante.
P: ¿Qué es el éxito?
R: Creo que es poder dedicarte a lo que a lo que te gusta. Creo que es poder encontrarte con alguien que te diga que le has hecho sentir momentos inolvidables. Es que alguien que ha pasado una enfermedad te diga que le has ayudado a superar esa enfermedad gracias a las horas que ha pasado leyendo tus libros y ha podido evadirse de esa enfermedad. El éxito es que que venga alguien y te diga que no había leído con 50 años un libro en su vida y leyó uno y no puede parar de leerlos. O es que alguien de 80 y pico, 90 años, su mayor ilusión es esperar a que publiques el siguiente libro porque está deseando volver a leerte. Yo creo que ese es el éxito.
P: ¿Cómo es esto de que publicas después de Navidades en lugar de antes de Navidades, que es lo que hace todo el mundo?
R: Yo creo que era un reto. Era un reto de salir de ese maremágnum de novedades y decir vamos a empezar el año bien, vamos a empezarlo con fuerza y vamos a empezarlo lanzando el libro justo la semana después de Reyes, que es un auténtico reto. La primera semana hemos sido el libro más vendido y todavía estamos ahí. Yo creo que ha sido un acierto y que me está permitiendo afrontar los lanzamientos y todas las presentaciones, toda la gira que va a haber por todo España, de una manera mucho más sosegada que lo previo a la vida que lee.
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Alejandro Becerra
Redactor de 'Hora 25' desde octubre de 2020. Previamente estuve en la web de la Cadena SER. Graduado...