Málaga 2023 | 'Els encantats', la huida de Laia Costa al campo para salvarse
Elena Trapé compite por la Biznaga de Oro con una película protagonizada por la ganadora del Goya Laia Costa sobre la maternidad y la pareja
Málaga
A Elena Trapé se le dan bien los retratos generacionales. Lo demostró en su ópera prima, en Blog, donde captaba esa necesidad vital que anida en las adolescentes, donde además ahondaba en el poder de Internet y eso que todavía no habíamos llegado a las redes sociales. Con Las Distancias ganó aquí en Málaga la Biznaga de Oro, precisamente por contar los miedos recelos de una generación, la suya, a través de un grupo de amigos en torno a los 30 y 40 que veían como el distanciamiento hacía mella en su relación. Ahora vuelve a retratar a una generación en Los encantados, película con la que vuelve a competir en el certamen. "No hay aspiración generacional, no queríamos abarcar tanto sea básicamente Creo que quizás a través de esto tan concreto, la gente se identifica porque los sentimientos son muy universales", cuenta la directora en una entrevista en la Cadena SER.
Lo concreto es hacer que, a través de un personaje femenino, conectar con muchas mujeres. La ganadora del Goya por Cinco Lobitos, la actriz Laia Costa es una madre que acaba de divorciarse. Se está mudando de casa y pasa su primer fin de semana sin su hija, pues le toca quedarse con el padre. "Siempre el punto de partida está en mis experiencias y las de mi entorno. Y de repente hay temas que están muy presentes y supongo que de algún modo se corresponden también a etapas vitales que afrontamos", explica la directora sobre esta historia de una madre separada que asume a la fuerza su ruptura. "Tenía la sensación que el tema de la ruptura se había focalizaco en la pareja, pero quedaban muchos daños colaterales que son muy importantes y que en el caso del personaje tienen un peso muy bestia, tienen que ver con, de repente, no estar con tu hijo o hija y tener que volver a conectar contigo misma como mujer, con tu intimidad, tu sensualidad y tu espacio. Es un proceso doloroso y lento", añade.
Una mujer en una olla a presión, nerviosa, intranquila, sin saber qué hacer, ni cómo adaptarse a su nueva vida, acaba haciendo lo que muchas y muchos harían en su situación: huir. La huida es al campo, a su casa de un pueblo del Pirineo catalán, donde se reencuentra con esos orígenes que también guardan claroscuros. "Creo que hacemos siempre lo que podemos. Quería que el espectador entrase en esa sensación que tiene el personaje. Y todo lo narramos de una manera muy subjetiva. No es una observación, es como intentar meter a la gente dentro de la vivencia que tiene, del tiempo y del dolor y de la desubicación", cuenta Trapé.
La reflexión sobre la familia, sobre la maternidad, sobre las relaciones y el paso del tiempo, pero también sobre una generación educada para el triunfo personal y laboral, que se rompe en mil pedazos cuando eso no ocurre. Los encantados habla también de cómo afrontar las cosas que no van bien y de cómo huir acaba saliendo caro. "Busca la protección de la casa familiar, pero lo que obtiene de ese lugar es silencio y tener todo el tiempo del mundo. Para mí, lo que viene después es es darte cuenta de que tienes que estar mal, te toca estar mal".
Els encantats es el nombre de las montañas donde se refugia la protagonista. La casa de verano de la infancia, la casa donde nacieron sus padres y sus abuelos, donde el tiempo es distinto, pero también ahogan los recuerdos familiares. Rodada en La Vall Fosca, la directora usó para el guion algunas de las antiguas leyendas que resuenan por la zona, recogidas por Pepe Coll. Por ejemplo, la de els encantats, seres que viven en las grietas de las rocas de las montañas y que te pueden atrapar. "Viven ahí atrapados y eso fue como el último clic que terminó de unir las dos cosas, porque estando ella en un proceso donde no sabe dónde está, en una especie de limbo, realmente parecía que estuviese encantada, igual que esos seres que viven en esas grietas, siendo también la grieta algo que forma parte de su momento".
En este último año, el cine español ha mostrado la parte rural de España, lejos de los grandes núcleos urbanos, donde la vida y las prioridades son otras. Elena Trapé propone una mirada crítica a esa vuelta a la arcadia feliz. No la hay, nada te puede refugiar de ti misma, ni de la herencia familiar. Trapé filma una escena donde incide en el espejo de las relaciones madre e hija. "Son las dinámicas que tú heredas, porque las has aprendido y, aunque tú no quieras, lo que te dice tu madre te está resonando y no lo puedes evitar. Es una situación que, quizás, hasta que no eres madre no logras entender, o hasta que eres adulta y entonces ya empiezas a ver un poco como iban las cosas, que en realidad eso que te irritaba tanto era un escudo protector".
Fue Isabel Coixet quien le sugirió el nombre de Laia Costa para esta película. La directora quería a una actriz que hubiera sido madre y Coixet acaba de rodar con Costa la serie Foodie Love, que era madre primeriza. Ahora la actriz vuelve a rodar con la directora catalana Un amor, al tiempo que vemos este trabajo suyo en Málaga. "Ha querido mucho al personaje y ha confiado mucho en mi. Si la película logra ser especial es porque ha habido algo, no solo conmigo, sino con todo el equipo de confianza mutua y de respeto y de mucho cariño al proyecto".
Daniel Pérez Prada, Pep Cruz, Aina Clotet y Ainara Errejaldre completan el reparto de una película que gira en torno al personaje principal, una mujer que ha tocado fondo y que no sabe lidiar con el fracaso. "Otra de las cosas que tienes que asumir es que esa vida no va a suceder, eso es el fracaso. Y tú habías proyectado muchísimas cosas y habías imaginado un recorrido y ha desaparecido totalmente. Y sí que esa idea de fracaso. Lo que pasa es que es fuerte que lo que compartamos sea justamente ese concepto", reflexiona.