Murciélagos, una cueva de Cádiz y un avión in extremis: la historia de los dos científicos españoles que contribuyeron a dar respuesta al covid
Carlos Ibáñez y Javier Juste, dos científicos españoles de la Estación Biológica de Doñana, formaron parte de las primeras investigaciones para entender el covid. Ahora que se cumplen tres años, han contado su historia en La Ventana

14 de marzo: Tercer aniversario del estado de alarma
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La ciencia avanzó a una velocidad vertiginosa durante el periodo de la pandemia. Este martes se cumple el tercer aniversario del inicio del estado de alarma. Hace tres años, mientras todos estábamos confinados, dos científicos españoles, Carlos Ibáñez y Javier Juste, buscaban respuestas a la pandemia. Esta investigación, que comenzó en una cueva de murciélagos de la sierra de Cádiz, ha acabado convirtiéndose en un hallazgo de relevancia mundial sobre la tolerancia de los murciélagos a los virus. Algo que podría servir en la lucha contra enfermedades humanas.
Entre el miedo que caracterizó al marzo de 2020,el equipo del virólogo Adolfo García Sastre realizó una llamada desde Nueva York a la Estación Biológica de Doñana para solicitar muestras de una especie de murciélago, el murciélago de Herradura Grande, del cual hay colonias refugio documentadas en la zona. Javier Juste, investigador científico del CSIC y experto en murciélagos, vivió esta llamada en primera persona. "La intención era hacer llegar tejidos vivos de esos murciélagos a Nueva York para estudiar el nuevo coronavirus que estaba provocando la pandemia", ha explicado.
"Aquellos dos meses fueron de muchísimo esfuerzo"
Se necesitaron dos meses para poder llevar a cabo este mandato. "Aquellos dos meses fueron de muchísimo esfuerzo, de muchísimo trabajo y muchísima solidaridad", ha contado emocionado Juste. La ausencia de comunicación con EE.UU complicó la ejecución de esta tarea. Ante esto, el investigador ha asegurado que fue gracias al apoyo de las administraciones lo que permitió conseguir el objetivo. "Realmente era complicado", ha asegurado.
Las muestras se consiguieron en el túnel de un desagüe de una antigua presa. El murciélago de herradura era el más próximo al que se le había encontrado el virus en China. "Había una proximidad evolutiva que lo hacía especialmente interesante", ha mencionado Juste. Tras una valoración previa, finalmente se extrajeron cuatro murciélagos. Dos para una primera aproximación, y otros dos para tener como reserva en caso de que algo no saliese bien. "Tuvimos éxito con los dos primeros, esto fue una suerte. Además uno de ellos resultó ser una hembra preñada y eso nos proporcionó el feto", ha añadido. El feto encontrado proporcionó las células madre que impulsaron la investigación.
Las muestras se tomaron horas antes de que saliese el avión que tenía que transportarlas. Las conservaron en un medio de cultivo, sellaron el recipiente y el paquete, y, tras cumplimentar la documentación, cuando llegaron a embarcar, la empresa de transporte aéreo les dijo que el embarque se había cerrado 15 minutos antes. Habían perdido el único vuelo semanal que enlazaba EE.UU con Europa. Sin embargo, en ese momento pasó casualmente un jefe de FEDEX que, tras conocer la importancia del paquete, lo llevó él mismo hasta el avión.
"Ahora estamos empezando a conectar cosas que aún están un poco en el aire"
"Ahora estamos empezando a conectar cosas que aún están un poco en el aire", ha reconocido Juste. Los murciélagos son muy longevos, pueden llegar a vivir unos 50 años. La respuesta metabólica de estos animales ante los virus no se basa en la inflamación,- que es lo que mató a muchas personas por el COVID-, sino que permiten la 'entrada' de los virus de manera controlada y su sistema inmune los va expulsando o desechando de manera mucho más lenta y menos agresiva. Esto se traduce en una tolerancia extraordinaria a los virus que les ha permitido evolucionar con ellos. En este contexto, el estudio de estos animales abre grandes oportunidades en el estudio enfermedades humanas. "No es especular demasiado", ha confesado el científico.

Los murciélagos te protegen más de lo que tú crees contra las enfermedades
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