Estás mal porque quieres

Madrid

Los efectos tóxicos de los miles de libros de autoayuda barata son tan peligrosos como los de los curanderos de antaño. Lo de que "si quieres, puedes" o "si deseas algo de verdad, el universo girará a tu favor para que lo consigas", todas esas frases vacías de contenido, indemostrables, la única consecuencia positiva que han tenido ha sido la de llenar los bolsillos de estos vendedores de crecepelos del siglo XXI.

Pero esta cultura que difunde el pensamiento mágico tiene también sus consecuencias en el ánimo individual y colectivo, y en cómo calibramos nuestras propias desgracias. Si basta con querer algo para tenerlo, es que no quieres de verdad tener un sueldo digno o un alquiler que puedas pagar. Y si seguimos hablando de vencer al cáncer, de enfrentarse a una enfermedad, de luchar contra el dolor y el sufrimiento, será que éste depende en gran medida de tu propia voluntad.

Nos hemos tomado demasiado al pie de la letra estas metáforas. Nadie lucha contra el cáncer porque el cáncer es una mutación de células ajena a nuestra forma de enfrentarnos a ella, aunque la buena actitud siempre ayuda a sobrellevar las cargas más pesadas. Según esta lógica, el que se muere, ¿por qué es? ¿porque no luchó lo suficiente? ¿porque no deseó de verdad curarse?

Y si esto ocurre con las dolencias físicas, mayor es la trampa en la que caemos cuando el mal nos viene desde la psique, cuando la cuestión es mental. A menudo se anima a los deprimidos, los angustiados, los ansiosos, los obsesivos a enfrentarse a sus trastornos con eso, con la mágica fuerza de voluntad. Sientes que estás tirada en el suelo con un camión pasándote por encima pero oye, que si te esfuerzas, si lo deseas de verdad, puedes vencer a la enfermedad. Y si la vida se te hace tan insoportable que decides renunciar a ella, siempre puedes encontrarte con la kafkiana situación en la que se ha visto una mujer en Alicante: que el ayuntamiento te mande la factura por los gastos de tu rescate.