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Javier Cercas: "La izquierda se ha vuelto puritana y regañona"

Aimar Bretos ha entrevistado al escritor español

Madrid

A Javier Cercas le horrorizaba el concepto "intelectual". Sin embargo, se ha convertido en un escritor que no ha dudado en expresar sus opiniones políticas, aunque nunca ha querido militar en un partido. Acaba de publicar 'No callar' (Tusquets). Es una selección de las crónicas, ensayos y artículos que ha escrito desde el 2000.

Javier Cercas

Javier Cercas

28:10

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Pregunta: Le he leído que las ideas se desgastan. Me parece brutal esto.

Respuesta: Eso ocurre. Y se convierten en clichés y dejan de ser útiles.

P: ¿Por ejemplo?

R: Es curioso. En este libro hay una vindicación de una palabra que ahora se ha puesto de moda totalmente, que es empatía. Pero es que ahora ya todo es empático. Nos falta sentir empatía por las sillas. Hay que usar las palabras y los conceptos con cuidado, porque las palabras son dinamita y no hay que abusar de ellas, aunque suenen bien como empatía.

P: ¿No le asustó enfrentarse a su obra de estos últimos 23 años? ¿No había riesgo de que algo hubiese envejecido no muy bien?

R: Yo tengo una norma, que se la oí a García Márquez. Decía: "No hay que publicar nada de lo que no estés completamente seguro". Yo publico muy poquito. Es decir, yo no soy un periodista, Aimar. Periodista eres tú, periodista es un tío que tiene que contar la caída de las Torres Gemelas mientras está ocurriendo. Yo ni he estudiado periodismo, ni he estado en una redacción, nada. Yo soy un tío que escribe dos veces al mes. Eso ni es periodismo, ni es ná. Eso, si quieres, es un ensayuelo. Por eso, es más fácil que sobrevivan al tiempo, porque no están, insisto, sometidos a lo que ocurre en la actualidad inmediata.

P: Claro, lo que pasa es que se puede estar seguro sobre un hecho, pero ¿se puede estar seguro sobre una reflexión, sobre una idea?

R: En realidad, este libro es un libro de libros. Tiene 700 páginas. Es para que el lector tenga para un año entero. Y sólo hay dos casos en los cuales la cronología ha sido fundamental. Uno de ellos es el que trata sobre Cataluña. Yo he querido que el lector, además de leer lo que yo he pensado sobre lo que ha pasado en los últimos años, lo leyese como una historia. Es decir, cómo un catalán normal y corriente, que eso es lo que yo soy, ha vivido esto a lo largo de estos años. Es decir, cómo al principio lo que sientes es perplejidad, luego dudas, enfado y cabreo. Y quizá, mejor comprensión a medida que va ocurriendo.

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P: Y hoy, en 2023, ¿qué siente sobre Cataluña?

R: Que estamos anestesiados. O sea que esto no se ha arreglado ni muchísimo menos. El llamado 'procés' acabó exactamente el día que se aplicó 155. Fue un choque directo de una parte del Estado contra el Estado democrático, porque la Generalitat es una parte del Estado, no hay que olvidarlo. Chocó contra nuestro estado de derecho, que es el nuestro, precario, sostenido por el muro de la Unión Europea. Ahí acabó el 'procés'. Lo que hay ahora son las consecuencias de eso. Sigue habiendo un problema, porque sigue habiendo un 50% de catalanes aproximadamente, que siguen votando partidos secesionistas.

P: ¿Y eso cómo se explica?

R: Desde que empieza la democracia los votantes nacionalistas son prácticamente los mismos que ahora. Ha variado poquísimo. Han variado entre los bloques, pero los bloques se han mantenido intactos. Es la clave. Y no hay una solución por un motivo muy sencillo. No hay un plan para Cataluña. Ningún gobierno español, repito, ningún gobierno español ha tenido un plan para Cataluña. No saben qué hacer con Cataluña. Los sucesivos gobiernos nacionalistas y secesionistas lo saben perfectamente. Frente a eso no hay un programa, no hay un acuerdo de los partidos, no hay un plan, no hay una idea de futuro y existe una solución a eso. Y la solución a eso la tenemos delante de nuestras narices. Se llama federalismo. España es una suerte de estado federal, solo que necesitamos asumirlo. Necesitamos hacer un ejercicio que es fantástico, que es cambiar el esquema mental nacionalista por el esquema mental federalista. Sea usted lo que quiera, hable lo que quiera, vamos a apoyar su lengua, pero vamos a vivir todos juntos y vamos a respetar las mismas leyes. Eso, por cierto, es realmente progresista. Una de las perversiones de este país es que la izquierda española, a la que yo voto, siempre ha sido siempre cómplice de una causa esencialmente reaccionaria e insolidaria. Y en 2017 inequívocamente antidemocrática.

P: ¿Por qué contemporiza la izquierda con el nacionalismo?

R: Esa es una gran pregunta que tendrías que hacerle a los líderes de izquierdas. La causa es muy sencilla. El franquismo es la mayor manifestación, la más brutal, del nacionalismo español. El franquismo lo que quiso fue aplastar, suprimir, convertir a España en Francia, donde triunfó el nacionalismo y se suprimieron las diferencias. Como todo el que no era franquista se convirtió en de izquierdas y progresista, incluido Jordi Pujol, el banquero Jordi Pujol... ¿Qué te parece? En los años 70, cuando había un antifranquismo más o menos ya visible, todos éramos colegas. O sea, los vascos, los catalanes, los tal, los que no éramos franquistas... Entonces eso hizo que la izquierda considerase que el PNV, que es un partido completamente conservador, se alíe con la izquierda española.

P: ¿Que más cosas le dan rabia de la izquierda?

R: Su puritanismo, por ejemplo. Si algo había sido la izquierda era antipuritana. La derecha era la puritana y nosotros nos reíamos de eso. Y nos parecía grotesco, porque lo es. Y ahora hemos importado una especie de puritanismo típico de América, de la América pura. Yo he vivido en la América de verdad y lo que la define. Cuando digo América, digo la América de verdad. No me refiero a Nueva York.

P: En la última frase de su entrevista-conversación con Macron en El País, la última frase es suya diciendo "nos vemos y hablamos de literatura" y Macron le dice: "Hablamos de literatura, que es lo único que importa". Y yo dije: "Aquí se ha pasado. Después de toda la conversación que me ha parecido deliciosa, ha derrapado".

R: Aquel día me felicitó más gente que cuando gané el Premio Nacional. Lo que ocurrió es que antes de la cumbre en Barcelona con Pedro Sánchez recibo un email de la embajada que me dice "El señor Macron ha leído su libro y es un gran admirador". Como Yourcenar, cuando alguien me hace un elogio no necesita repetirlo. Quería conversar conmigo y El Elíseo o El país, uno de los dos, acordaron que la conversación privada que íbamos a mantener fuera pública. Y nos hemos vuelto a ver unas cuantas veces. Es un tipo muy listo y cree en Europa. Y este señor cree exactamente lo que mismo que yo: "La única utopía razonable que hemos inventado los europeos y tiene que ir hacia una Europa federal".

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Marisol Rojas

Marisol Rojas

Trabaja en la Cadena Ser desde 2007. Empezó madrugando en Hoy por Hoy y ahora trasnocha en Hora 25....

 
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